El Tercer Mundo revive en Cumbre en La Habana
Sólo el Movimiento de los 116 Países No Alineados podría frenar al imperio
por Ernesto Carmona*
El Movimiento de Países No Alineados (NOAL) es una agrupación de estados que se formó durante el conflicto ideológico mundial de la segunda mitad del siglo XX, llamado Guerra Fría, que se manifestó con el enfrentamiento indirecto entre EEUU. y la URSS. La finalidad del NOAL era conservar su posición neutral y no aliarse a ninguna de las superpotencias ya nombradas. Aunque haya caído el Muro de Berlín (1989) y la URSS se haya disuelto (1991), la organización continúa vigente [3].
En colaboración con la diplomacia chilena y otras cancillerías, EEUU boicotea la cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MPNA) a efectuarse la próxima semana en La Habana.
Los 116 países No Alineados surgieron tras la Conferencia de Bandung que emergió en 1955 como un foro de 29 naciones relevantes del hemisferio Sur recién independizadas de los imperios coloniales europeos y empeñadas en exhibir su equidistancia de los dos grandes bloques mundiales enfrentados en la llamada guerra fría.
Hoy ya no existe el campo soviético, pero EEUU impone un proyecto imperial planetario mediante guerras e invasiones. Frente a esta nueva realidad, el MPNA conserva plena vigencia como bloque de países… no alineados con el imperio. El bloque agrupa a dos tercios de la humanidad pobre que vive en el Sur del planeta y cobija a 850 millones de habitantes con hambre.
Los No Alineados representan un obstáculo para los designios imperiales de George Bush y sus aliados incondicionales, como el británico Tony Blair, a quien su partido Laborista le está cobrando su descarada sumisión al plan imperial estadounidense.
Unos 80 jefes de Estado ya confirmaron su presencia en la XIV Cumbre de La Habana. El encuentro comenzará el 11 de septiembre con reuniones de cancilleres y enviados especiales, en tanto los presidentes y jefes de estado se reunirán del 14 al 16.
Chile, «aliado» de facto
En reuniones de coordinación efectuadas en el ámbito de Naciones Unidas en Nueva York, el equipo chileno que conduce el embajador Heraldo Muñoz respaldó la imposición de enmiendas no consensuadas al texto del proyecto de declaración final. El Movimiento utiliza la infraestructura de la ONU, a la vez que preconiza el fortalecimiento de la organización mundial y la democratización del Consejo de Seguridad.
Chile siempre apoya los designios de EEUU en el seno de los No Alineados. Se incorporó al Movimiento en 1973 pero ratificó su adhesión en 1990, cuando Augusto Pinochet le entregó la “presidencia” a la Concertación de Partidos por la Democracia. Nunca un presidente chileno asistió a cumbre alguna de los No Alineados y Michelle Bachelet mantendrá esa tradición. Tampoco enviará al canciller Alejandro Foxley sino a Paulina Veloso, ministra de la Secretaría General de la Presidencia, y al vice ministro Alberto Van Klaveren, funcionario de carrera de la Cancillería.
La participación de Veloso como “representante especial” podría entenderse como una buena señal, a juicio de ciertos observadores de la política exterior que ven en Foxley a un colaborador incondicional de la política exterior de Bush y su secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Veloso se reunirá en La Habana con la delegación de Venezuela, durante una cumbre que será escenario de múltiples reuniones bilaterales, tal como ocurre en otras cumbres y en la Asamblea General de la ONU, que sesionará entre el 12 y el 21 de septiembre.
Si Foxley le impone a Bachelet su criterio de votar con EEUU por Guatemala, invocando un inexistente “consenso” y adversando la aspiración de Venezuela al sillón vacante del Consejo de Seguridad, la diplomacia chilena le dará de nuevo la espalda a sus vecinos y a los países políticamente más influyentes de América Latina, que a la vez son los más independientes de EEUU, pero también se alejará de un fingido interés por el bloque Mercosur y traicionará el respaldo otorgado a José Miguel Insulza en la Secretaría General de la OEA, cuya designación tampoco fue del gusto del imperio.
En la región latinoamericana y del Caribe existen 24 miembros de los No Alineados. Según la prensa internacional, los más altos representantes imperiales del comercio y la diplomacia han visitado Paraguay, Argentina, Colombia, Brasil, Perú y Uruguay, entre otras naciones, para lograr que sus gobiernos no participen en la Cumbre o si asisten, lo hagan al más bajo nivel. También les pidieron que formulen propuestas conflictivas pero de interés para Washington y una vez presentes en Cuba otorguen la mayor atención posible a los requerimientos de la “disidencia interna”.
Thomas Shannon, secretario asistente para Asuntos Interamericanos; Everett Eissentat, Representante Comercial para las Américas; y Mary Sullivan, Directora para el Cono Sur y Brasil, han desplegado una intensa actividad ante los gobiernos de la región desde el 31 de julio, de acuerdo a informes de Reuters, DPA, Total News, Folha de Sao Paulo, El Comercio de Lima y La República de Montevideo.
Más presiones de EEUU
Históricamente, EEUU boicotea cualquier esfuerzo del Sur por constituirse en un bloque geo político potencialmente capaz de oponerse a sus designios imperiales. En vísperas de la VI Cumbre de los No Alineados, en 1979, EEUU inventó una “crisis” para entorpecer la realización del encuentro utilizando la presencia en Cuba de una veintena de aviones soviéticos Mig 23.
Brasil rechazó esta vez una solicitud de EEUU para que “presione por una apertura política en Cuba” durante la Cumbre, formulada justo cuando se conoció la enfermedad de Fidel Castro, quien probablemente presidirá el encuentro de presidentes y jefes de estado del 14 al 16. La Oficina de Intereses de EEUU también boicotea la cumbre entre las representaciones diplomáticas acreditadas en La Habana, utilizando el nuevo lenguaje edulcorado adoptado últimamente por Bush ante la proximidad de las elecciones legislativas de su país, cuyos resultados se perfilan desfavorables.
Las críticas domésticas a la política imperial de Bush recrudecen incluso entre figuras estadounidenses reconocidamente conservadoras. Por ejemplo, Madeleine Albright, Secretaria de Estado de Bill Clinton, dijo: “El recelo hacia EEUU aumentó en forma constante en Europa en los últimos 10 años, mientras el sentimiento anti-EEUU domina en el mundo árabe. La credibilidad de EEUU se está hundiendo”.
Zbigniew Brzezinski, sucesor de Henry Kissinger en el Consejo de Seguridad Nacional bajo el gobierno de James Carter y uno de los forjadores de la Conferencia Trilateral de Tokio que en los ‘70 teorizó sobre el actual ordenamiento mundial, expresó: “La política externa de EEUU generó una fuerte hostilidad, en particular contra su Presidente. En América se desarrolla un resentimiento contrario a EEUU y a su gobierno”.
EEUU se opone a todo lo que sea de interés para los Países No Alineados. Se negó a firmar la declaración de la ONU que propuso un impuesto a la venta de armas para combatir el hambre, propuesta por Brasil y suscrita por 113 países, la mayoría del Sur. Tampoco acató la resolución contra el bloqueo a Cuba renovada durante 13 años consecutivos y aprobada la última vez por 185 de los 192 estados miembros de la organización. Asimismo, estimula las políticas guerreristas de agresión contra El Líbano, Palestina, Siria, Irán y otros países miembros de los No Alineados.
Propuestas de Cuba
Fidel Castro, o quien lo represente en la Cumbre, planteará el no a la guerra, el desarme y una democratización a escala mundial. Propondrá el predominio de la solidaridad internacional en la apertura de nuevo camino hacia el multilateralismo, en oposición al esquema unipolar que EEUU impone por chantaje y la fuerza de las armas. La clave para alcanzar esos objetivos es el fortalecimiento del Movimiento, a fin de que influya efectivamente en la paz, la seguridad y el desarrollo.
En esta óptica, Cuba planteará que “el multilateralismo es la única vía practicable y realista para la búsqueda de soluciones a los problemas fundamentales en materia de paz y seguridad internacional”. También propondrá rescatar el espíritu original de la carta de la ONU, firmada en San Francisco en 1945, y una reforma integral de la organización de acuerdo con los tiempos actuales, junto con la democratización del Consejo de Seguridad y el apego a los principios del derecho internacional que garantizan la soberanía de las naciones, la integridad territorial, la independencia y la no injerencia en los asuntos internos de otros estados amenazados… por EEUU.
Asimismo, abogará por el cese de las presiones económicas y políticas unilaterales que impiden el desarrollo de los pueblos, por ejemplo el bloqueo a Cuba. Los derechos económicos, sociales y culturales deben considerarse derechos humanos, en armonía con los derechos civiles y políticos. Para los cubanos, el nuevo Consejo de DDHH no debe convertirse otra vez en un aparato discriminatorio contra los adversarios políticos de EEUU, como fue la anterior Comisión de DDHH.
Ernesto Carmona
Ernesto Carmona es consejero nacional del Colegio de Periodistas de Chile y secretario ejecutivo de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (Ciap) de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).