Thursday, September 07, 2006

Bloqueos

Luis Hernández Navarro en LaJornada

Bloqueos

Una profunda crisis política sacude al país. Las reglas que norman la alternancia en el poder entre las elites han sido violentadas. Arriba no hay acuerdo, ni posibilidad de que lo haya a corto plazo. La toma de la tribuna del Palacio de San Lázaro por los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Partido del Trabajo (PT) para impedir el discurso del presidente Fox este 1º de septiembre es muestra de ello.

Una severa crisis en el modelo de mando atraviesa las relaciones de dominación en amplias regiones del territorio nacional. Quienes están acostumbrados a obedecer se niegan a hacerlo. Quienes se creen destinados a mandar no pueden imponer su mando. Los de abajo se han vuelto desobedientes. Cuando los de arriba quieren imponer su parecer, en nombre de la ley, los de abajo no les hacen caso. Allí están Oaxaca, Chiapas, los mineros de Lázaro Cárdenas, los campesinos de Atenco.

Crisis política y crisis del modelo de mando se han empalmado. Aprovechando la bronca arriba, millones de personas de abajo han expresado su insumisión. No están dispuestos a aceptar más imposiciones. Se cuelan por las rendijas que el pleito, arriba, deja libres.

El país no cabe en el régimen político. El conjunto de las instituciones que regulan la lucha por el poder, su ejercicio y sus valores, ha sido secuestrado por los poderes fácticos. Ellos las han tomado en rehenes. Quienes exigen al PRD que se defina entre el camino de las leyes y la movilización social se comportan como el ladrón que al ser descubierto grita "al ladrón". Ellos han sido los primeros en imponer una fuerza extralegal a las instituciones. ¿Qué otra cosa si no es el famoso Pacto de Chapultepec de Carlos Slim?

Al llegar a la Presidencia de la República en 2000, Vicente Fox tuvo la posibilidad de emprender una profunda reforma del Estado que transformara al viejo régimen, ya para esas fechas claramente rebasado por la sociedad. Decidió no hacerlo para utilizar a su favor las herramientas que le permitían un uso discrecional del poder del presidencialismo.

Esas herramientas son las que fueron utilizadas para intervenir en el proceso electoral a favor del candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa. Esas herramientas fueron el instrumento para que los empresarios agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el oligopolio de los medios de comunicación electrónicos, líderes sindicales corruptos como Elba Esther Gordillo, sectores de la jerarquía de la Iglesia católica y los grupos de fachada de la ultraderecha mexicana participaran ilegal e ilegítimamente en los comicios del 2 de julio a favor de Calderón.

Quienes se escandalizan con el plantón de Reforma y con la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados son los mismos que bloquean la representación política de más de 15 millones de mexicanos que votaron en las urnas y muchos millones más que no lo hicieron, porque de por sí han visto bloqueada desde siempre una inserción no subordinada en la política institucional. Son quienes obstruyen la participación de millones de mexicanos en la esfera de los asuntos estatales. Son quienes han secuestrado el gobierno federal haciendo uso faccioso de sus programas. Son quienes impiden que las voces que no están de acuerdo con la imposición se escuchen en los medios de comunicación electrónicos.

Para recuperar las instituciones de representación política no hay otra opción que acorralar a esos poderes con la movilización social. No hay más ruta que vaciarlas de autoridad bloqueando su funcionamiento. No hay más camino que evidenciar, paso a paso, la ilegitimidad de quienes se asumen como gobernantes.

Así las cosas, los bloqueos de vías públicas o de tribunas legislativas ejecutados por ciudadanos movilizados son una respuesta a los bloqueos informativos y de representación política que los de arriba hacen. Son una respuesta a una obstrucción previa.

Los bloqueos han sido un arma de lucha eficaz en diversos países de América Latina. Ante las limitaciones que formas de protesta tradicional, como la huelga general, tienen en países donde la economía informal ha crecido masivamente hasta el punto de hacer de los empleos formales una minoría, los bloqueos permiten que la multitud provoque situaciones de presión política. Su ejecución impide el movimiento de mercancías y de fuerza de trabajo. Provoca pérdidas al mundo empresarial. Los piqueteros argentinos los han puesto en práctica con éxito. Las revoluciones bolivianas del agua y del gas hicieron de ellos parte central de su estrategia contra la privatización de los recursos naturales. ¿Por qué México debe ser una excepción?

La crisis política que sacude al país tendrá una solución desfavorable para el campo popular si éste se repliega a sus casas o hacia las instituciones. Hoy, más que nunca, hay que acorralar a los poderes fácticos en las calles. Los que subestiman el encono popular no saben de lo que hablan. Y si no, que se den una vuelta por Oaxaca para saber lo que nos espera.

Venezuela: Una política exterior ejemplar

Angel Guerra Cabrera

ALAI AMLATINA, 07/09/2006, México.- La política exterior de un Estado es inseparable de la doméstica y por regla general una continuación de esta, como se observa en las relaciones internacionales de la Venezuela bolivariana.

Toda vez que el proyecto del presidente Hugo Chávez se proponía una justa distribución de la riqueza y rescatar la soberanía y la autodeterminación necesariamente tenía que quebrar con la subordinación del régimen anterior a los intereses geoestratégicos del imperialismo estadunidense. Aquel era gerenciado por una burguesía local parasitaria y corrupta a la que Washington permitía quedarse una parte del pastel petrolero a cambio de su incondicionalidad mientras mantenía sumida en la pobreza a la gran mayoría de la población.

Es natural, en consecuencia, que el proyecto bolivariano haya implicado un enorme desafío al orden neoliberal impuesto por Estados Unidos y sus aliados. Por una parte, ha privado a Washington del control de los hidrocarburos de Venezuela, una herejía intolerable siendo Caracas el sexto exportador mundial y probablemente el poseedor de las mayores reservas de crudo del planeta. Por otra, al canalizar la renta petrolera hacia programas educativos, sanitarios y productivos de gran impacto social, como son las distintas “misiones” del gobierno venezolano, ha sentado un paradigma, que no sólo le proporciona un imbatible apoyo interno de masas, sino que despierta una cada vez mayor admiración y esperanza en América Latina, el Caribe y entre los pobres de todas partes.

Inspirado en Bolívar y en la tradición del tercermundismo revolucionario, Chávez comprende que un proyecto como el que impulsa exige la cooperación y la solidaridad con los pueblos hermanos de la región y con los demás pueblos y Estados sometidos a la explotación, las presiones y la agresión imperialistas.

Por eso ha trabajado incansablemente por la integración latinoamericana, lanzando la iniciativa liberadora del ALBA frente al ALCA recolonizador que propugna Estados Unidos, incorporando a Venezuela al MERCOSUR y poniendo la riqueza petrolera y gasífera venezolana en función del desarrollo y el bienestar de las naciones de la región. Petrocaribe, la Operación Milagro- que está devolviendo gratuitamente la visión a cientos de miles de latinoamericanos-, el Banco del Sur y el Gasoducto del Sur se inscriben en este esquema. Pero la solidaridad venezolana ha ido más lejos y hecho llegar combustible a precios preferenciales a los pobres en Estados Unidos por que para Chávez, un auténtico internacionalista, ellos también son sus hermanos.

Chávez quiere un mundo más justo donde una sola potencia no se arrogue el derecho a decidir el destino de las demás naciones y todavía está por analizar en toda su magnitud la valiosa contribución que ha hecho para democratizar las relaciones internacionales de nuestra época y transformarlas de la unipolaridad a la multipolaridad.

Chávez revitalizó la OPEP, que estaba moribunda, y estrechó relaciones con todos los países exportadores de hidrocarburos, entre ellos Rusia, Irán y Angola. Por primera vez Venezuela tiene una política exterior propia, que incluye a Africa, Asia y el Medio Oriente. Su enérgica condena a la agresión yanqui a Irak e israelí a Líbano le ha ganado un enorme prestigio en el mundo y entre los árabes, como se pudo apreciar en su reciente visita a Siria. Su última estancia en China ha dado un impulso espectacular a la cooperación con el gigante asiático.

La alianza con Cuba ha sido uno de los pasos más audaces y revolucionarios de la Venezuela bolivariana. Más allá de propiciar una fecunda interacción multiplicadora de las potencialidades de ambas revoluciones, su saldo de solidaridad humana es un ejemplo del tipo de nexos ajenos al mercantilismo que deben prevalecer entre los pueblos. Otro tanto puede afirmarse de sus lazos con Bolivia.

La Venezuela bolivariana es una colosal fuerza impulsora de la integración y de las luchas populares en América Latina y de la solidaridad con el movimiento altermundista. Ello le ha granjeado el odio de los bushistas, que trabajan a tiempo completo para derrocar a Chávez. Pero también la ha dotado de una creciente solidaridad internacional, como se habrá de corroborar en los próximos días en La Habana, en la XIV cumbre del Movimiento de los No Alineados. Nadie se extrañe si pese a la tenaz oposición de Washington Venezuela es electa al Consejo de Seguridad de la ONU. Pocos países se lo han ganado tanto.

Tuesday, September 05, 2006

EL GRITO DE NUESTRA AMÉRICA

Minga Informativa de Movimientos Sociales
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La coordinación continental del Grito de los Excluidos y Excluidas, reunida en el marco de la celebración del 12º Grito de los Excluidos en Brasil, hemos reflexionado sobre distintos aspectos relativos a la problemática de nuestros países y a las distintas vías que los pueblos están construyendo en su proceso de resistencia y liberación.

Nuestra América está viviendo un tiempo especial, marcado por procesos de transformación política, económica y social, donde se destacan la revolución bolivariana en Venezuela, el proceso de construcción del poder popular en Bolivia y el ejemplo histórico de resistencia y dignidad de la revolución cubana. Porque se trata de procesos y no de sociedades perfectas, estos ejemplos nos dan constancia de luchas que avanzan en el camino de la liberación de los pueblos frente a las potencias imperialistas que los someten desde hace muchos siglos. Así, son un llamado a que también en otros países, levantemos a través de nuestras luchas, la utopía por una transformación profunda de la realidad social.

Sin embargo, no podemos olvidar que el enemigo, representado por el gran capital extranjero y nacional, también se está reagrupando, reconstituyendo su poder allí donde se ha visto duramente golpeado por la acción de los pueblos en contra del neoliberalismo.

Hay ejemplos recientes de países donde la esperanza de transformación política ha sido golpeada mas no vencida, como son los casos de Perú y México, este último aun en resistencia civil contra el fraude y la democracia simulada. En Colombia, la derecha se fortalece con la reelección de Álvaro Uribe y su política belicista; en todos los países de América Central, gobiernos de derecha reafirman la profundización de políticas neoliberales. En Brasil, Argentina y Uruguay, gobiernos aparentemente progresistas, en realidad han dado continuidad a las políticas del Consenso de Washington. En Paraguay, asistimos a una creciente presencia militar estadounidense, lo que representa un riesgo para toda América del Sur. En el Caribe, Cuba está más amenazada que nunca, Haití está ocupada por una fuerza militar latinoamericana al servicio de Estados Unidos, a República Dominicana le fue impuesto un TLC, Puerto Rico, Martinica y otras islas siguen bajo un régimen colonial abierto... es decir, el panorama actual nos presenta grandes desafíos y no podemos cruzarnos de brazos creyendo que ya está todo hecho.

Asistimos, en toda la región, a un proceso de recolonización a través del saqueo de recursos naturales, de una mayor explotación de los trabajadores y trabajadoras, del mecanismo perverso de la deuda y de una irrestricta “libertad” para las transnacionales, “sacramentada” por tratados de “libre” comercio cuyas reglas se sobreponen a la soberanía de nuestros países. Cuando hablamos de imperialismo y recolonización, no estamos solo refiriéndonos a los Estados Unidos, también debemos señalar el papel que juegan en todo esto Europa y las oligarquías nacionales.

Ante esta realidad de opresión y exclusión, la esperanza resurge más fuerte que nunca. La esperanza está en la articulación y consolidación de los movimientos sociales, que encarnamos las fuerzas transformadoras hacia una humanidad libre. No nos conformemos con pequeños avances, busquemos la transformación profunda de nuestras sociedades. El pueblo debe definir su futuro, a través de su lucha constante.

Los caminos de salida vamos a encontrarlos desde los más golpeados de los golpeados, los más excluidos de los excluidos, desde el fondo de nuestros pueblos, sin necesidad de las elites intelectuales divorciadas de las luchas sociales del Norte o del Sur que nos vengan a decir qué es lo que debemos hacer. Tampoco los politiqueros y oportunistas solucionarán los problemas, ni detendrán la rueda de la transformación.

Desde el Grito, pensamos que esta lucha debe extenderse cada día más por todos los países de Nuestra América. La articulación, la organización y la formulación de proyectos y alternativas populares deben seguir orientando nuestros pasos. Asimismo, creemos que la mejor forma de participar en los procesos revolucionarios que actualmente se desarrollan en nuestro continente, es profundizando la lucha en nuestros países respectivos.

Finalmente, hacemos un llamado general a la solidaridad para con todos y todas los militantes políticos y sociales de América Latina y el Caribe, que por motivo de sus causas, ideas y luchas sufren persecución y represión por parte de los gobiernos, los ejércitos, la policía o las fuerzas paramilitares.

Continuemos adelante ! Nuestros sueños se construyen cada día y son necesarios e imprescindibles para mantener viva la llama que podrá un día transformarse en una gran hoguera.

En Aparecida, São Paulo, Brasil, septiembre de 2006

Cuba antes de Fidel por Emir Sader


Em 1989, acreditando que o efeito dominó chegaria ao Caribe, toda a imprensa internacional – inclusive a equipe da TV Globo – foram a Havana, se instalaram no Habana Libre – crendo que voltaria a se chamar Habana Hilton -, para esperar, em frente ao Malecón, que caísse o regime socialista. Afinal Cuba só existia e sobrevivia, em meio a uma miséria que a imprensa ocidental caracterizava como infernal, com uma ditadura que faria da Ilha um “gulag tropical”, devido à ajuda soviética. Quando a URSS, o chamado “campo socialista” e a economia internacional planejada de que fazia parte Cuba, desapareciam do dia para a noite, como efeito de carambola, o socialismo tropical daria lugar ao retorno dos exilados de Miami e tudo voltaria a ser como nos tempos de Batista.

Naqueles tempos, Cuba era o “pátio traseiro” dos EUA, o itinerário preferido das férias dos estadunidenses, de locação dos filmes melosos de Hollywood, dos cassinos onde os gângsteres do norte estabeleciam suas ramificações mais sujas. A ponto de que, no final da segunda guerra, depois que a máfia italiana ajudou os “defensores da democracia ocidental” a desembarcarem na Sicília para derrotar o regime fascista de Mussolini, os capos realizaram uma espécie de congresso internacional no Hotel Nacional, em Havana, para reorganizar seu lucrativo comércio em escala internacional, redividindo os novos mercados e acertando suas diferenças. Al Capone, doente, não pôde comparecer, mas todos os outros estavam ali. Chamaram um jovem e promissor cantor branco estadunidense, chamado Frank Sinatra, para que cantasse para eles. Durante o congresso houve uma greve dos funcionários do hotel, por atraso no pagamento dos funcionários. Os mafiosos quitaram todos os salários atrasados e a paz social voltou a reinar no hotel, que foi visitado pelo então presidente de Cuba, para congratular-se com aquele evento internacional de prestigiosos empresários ligados ao grande vizinho do norte.

O primeiro vôo internacional da Pan American (se lembram dela?) foi para Havana. Os novos modelos de automóveis estadunidenses eram primeiro testados no “pátio traseiro”. Os marinheiros dos EUA se comportavam em Havana como se o país inteiro fosse um “prostíbulo” – conforme as belíssimas descrições dos poemas de Nicolas Guillén. Um vasto plano de construção de uma rede de hotéis, conectados diretamente com cassinos e prostituição, estava pronto para ser colocado em prática, com recursos que incluíam participação de gente como Richard Nixon, o próprio Sinatra, entre outros.

“Y en eso llegó Fidel/Se acabó la diverson/Llegó el comandante y mandó a parar” – como passaram a cantar os cubanos por lá. Não poderia deixar de ser, a partir dali, a vítima preferida do ódio dos yankees. Ainda mais quando, acreditando nas suas lendas, pensaram que poderiam derrubar o novo regime, com a invasão de Baía dos Porcos, que contaria – segundo a imprensa “livre” do norte – com a vontade de sublevação, para se tornarem de novo “livres”, do povo cubano. A aventura agressiva durou 72 horas, o povo se levantou, sob a direção de Fidel, mas contra os invasores, Cuba se declarou socialista, os presos estadunidenses foram humilhantemente trocados com o governo de John Kennedy por remédios e compotas para crianças.

Em “Little Havana”, do outro lado do oceano, se refugiaram os burgueses e contra-revolucionários derrotados, a curtir suas amarguras, a votar pelos republicanos, a sonhar com um passado que não volta mais, a acordar com pesadelos de que o socialismo cubano veio para ficar. Dez presidentes dos EUA disseram, sucessivamente que iam derrubar o regime cubano, todos se foram embora derrotados, sem pena nem glória.

Cuba socialista e Fidel sobreviveram a tudo e a todos. Centenas de atentados foram realizados, mas aí também fracassou o império. Até o fim do campo socialista foi superado por Cuba. Os recentes acordos estratégicos com a Venezuela e a Bolívia, no marco da Alba, os acordos com a China, a descoberta do petróleo em Cuba, fazem com que o regime se consolide ainda mais, supere as dificuldades do chamado “período especial”, desde o fim da URSS e retome os avanços para a construção do socialismo.

Assim era Cuba antes de Fidel. E assim ficou com Fidel: o único país do mundo em que não há ninguém abandonado, sem proteção social, dormindo nas ruas. O primeiro pais do mundo a terminar com o analfabetismo. O único país do mundo que pode se orgulhar de ter um mínimo de 9 anos de escolaridade para toda sua população. O único que tem um sistema de saúde universal, que atende gratuitamente a toda sua população, com a melhor saúde pública do mundo. O país que desafiou o império a pouco mais de 100 quilômetros da maior potencia bélica da histórica da humanidade, afirmou sua soberania e sua vontade de construir uma sociedade justa e solidária – uma sociedade anti-capitalista, uma sociedade socialista.


Emir Sader, professor da Universidade de São Paulo (USP) e da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Uerj), é coordenador do Laboratório de Políticas Públicas da Uerj e autor, entre outros, de “A vingança da História”