Saturday, June 17, 2006

Evo Morales: "Mineros deben ser vanguardia del movimiento popular sobre la base de la unidad"

El presidente Evo Morales Ayma anunció hoy, al cumplirse el 66 aniversario de la fundación de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia(FSTMB), físicamente destruida por la dictadura del narcogeneral García meza, que se refundará la COMIBOL y se recuperarán para el Estado las minas. Para alcanzar este objetivo, pidió unidad a las organizaciones mineras.

"No sólo vamos a refundar Comibol, sino tenemos la obligación de recuperar las minas para el pueblo y el Estado boliviano. No tengo ningún miedo y vamos a realizar esto de manera conjunta con ustedes..."- sostuvo el primer mandatario.

En el acto conmemorativo, que contó con la presencia del embajador de Cuba, Rafael Dausá, y dirigentes sindicales de otras organizaciones que se presentaron a saludar a la "gloriosa e histótica entidad" que contiene al proletariado minero, el compañero presidente Evo Morales pidió repotenciar y fortalecer a las organizaciones desde la FSTMB como "vanguardia del movimiento popular" para cambiar el país, y les recordó a los compañeros mineros que se constituyeron en el bastión de las luchas sociales a pesar de la vigencia del decreto 21060( de privatizaciones mineras) que aplicó "la mal llamada relocalización".

"El 21060 evidentemente ha debilitado al sector minero, pero no nos ha acabado y estamos presentes acá para cambiar Bolivia y ese es el objetivo de la fundación del sector minero. Debemos fortalecernos sindicalmente para identificar a los enemigos externos e internos"- enfatizó Evo.

También dijo que la lucha de los mineros se entroncaron con las del sector cocalero, que es "en gran parte producto de la mal llamada relocalización" del proletariado del subsuelo, y que éstos son aliados de su gobierno.

"Yo salgo de ustedes y estoy aquí para avanzar con el control de ustedes. Tenemos que unirnos para cumplir con esa tarea. Mejor todavía, tenemos la obligación de resolver los problemas y la FSTMB debe ser la vanguardia" sentenció el compañero presidente y representante de las Seis Federaciones de Productores de Coca del Chapare.

Criticó a la oligarquía cruceña en relación con la supuesta "autonomía" que reclama para apropiarse de la riqueza que le pertenece a todo el pueblo boliviano y pidió a dirigentes y ex dirigentes mineros explicar a sus bases los cambios que lleva adelante el país y las transformaciones que se darán con la Asamblea Constituyente a llevarse a cabo el próximo 2 de julio.

Respuesta de Cuba a nueva provocación de EE.UU.

Ayer, 12 de junio, un perro faldero y vocero rabioso del imperio y de la mafia terrorista de Miami, El Nuevo Herald, publicó un artículo titulado "Bajo asedio Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana", en el cual acusan al gobierno cubano de cortar el suministro de electricidad y agua a esa Oficina, ante lo que califican de "profundización de una crisis diplomática", comenzada "desde que se puso el anuncio lumínico noticioso en la fachada de la sede de esa Sección".

Según el artículo, "la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana habría dado instrucciones el viernes a su personal para comenzar a destruir todos los documentos que no fueran estrictamente necesarios", y agrega esta sospechosa conclusión: "las fuentes que brindaron la información a El Nuevo Herald valoraron la destrucción de documentos en las dependencias diplomáticas estadounidenses en La Habana como la antesala de una evacuación, o como mínimo, están preparándose de ser necesario".

De forma tendenciosa, el artículo de El Nuevo Herald incluyó una foto tomada durante alguna de las históricas Marchas del Pueblo Combatiente que han desfilado frente a la Oficina de Intereses, en la que aparece nuestro pueblo en las inmediaciones de esa Oficina reafirmando su rechazo a la política imperialista y genocida contra Cuba, con el objetivo de manipular la opinión del lector y hacerle creer que en estos momentos, y de forma permanente, la SINA está rodeada por nuestros compatriotas, cuando en realidad en sus inmediaciones impera absoluta normalidad y solo se encuentra allí el personal especializado encargado de la custodia de esa instalación.

El artículo concluye deslizando una frase que desnuda las verdaderas intenciones ocultas tras esta nueva maniobra: "ante el agravamiento de la situación en sus dependencias, la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana podría verse obligada a suspender temporalmente sus actividades, algo que explicaría la medida de comenzar la destrucción de documentos importantes".

Unas horas más tarde, en prueba evidente de la participación del gobierno de los Estados Unidos en la orquestación y dirección de esta mentirosa campaña, el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, insistió cínicamente en acusar a nuestro gobierno de hostigar a la SINA. McCormack, en pose de víctima, dijo que, a pesar de las supuestas dificultades con el suministro de electricidad y agua, la SINA continuó "haciendo su trabajo", incluyendo los esfuerzos por "acercarse al pueblo cubano", y aseguró impúdicamente que los presuntos problemas de la SINA podrían estar vinculados a sus actividades para "ofrecer información básica y datos al pueblo cubano".

Así, el mentiroso vocero le llamó "hacer su trabajo" a la creciente labor de espionaje y subversión que la SINA desarrolla en Cuba; se refirió como "esfuerzos por acercarse al pueblo cubano" a su padrinazgo, dirección y financiamiento generoso a los grupúsculos mercenarios que la SINA amamanta en Cuba, integrados por traidores y soplones que colaboran con la aplicación del brutal bloqueo que pretende rendir por hambre y enfermedades a nuestro pueblo; y en el colmo del descaro le llamó "ofrecer información básica y datos al pueblo cubano" al lanzamiento sistemático de las más groseras ofensas contra nuestro pueblo a través del panel electrónico que, violando las más elementales normas del Derecho Internacional, pretenden llevar a cabo impunemente en la fachada de esa guarida imperial.

Para tener una idea del tipo de "informaciones y datos" que la SINA ha estado divulgando a través de su panel electrónico, veamos sólo un ejemplo:

- Muchas cubanas decentes no pueden vivir como decentes sin hacer algo indecente. Si tú eres joven y guapa te rinde más beneficio: ¿Seguir una carrera o seguir a un gallego? (7 y 8 de abril).

En la tarde, el vocero de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Drew Blakeney, mintió descaradamente en una declaración a la prensa cuando afirmó que "el incremento por parte del régimen de tácticas abusivas para tratar con la Sección de Intereses y el pueblo de Cuba no es sorpresa para nadie: desde hace tiempo busca aislar y hostigar a la Sección de Intereses". Agregó además: "El lunes 5 de junio, a las 3 de la madrugada aproximadamente, le fue cortado el suministro de electricidad al edificio principal de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana."

Mienten descaradamente El Nuevo Herald y los voceros del gobierno de los Estados Unidos cuando responsabilizan a nuestro gobierno con un supuesto corte del servicio eléctrico y la disminución del suministro de agua potable a la Oficina de Intereses.

Negamos categóricamente que hayan existido cortes premeditados de la energía eléctrica para entorpecer el funcionamiento de la Oficina de Intereses. Hubo en realidad múltiples averías en la Ciudad de La Habana y en todo el territorio nacional, una de ellas ocurrió en el circuito soterrado Vedado2, de 13 mil voltios, que alimenta directamente la Oficina de Intereses, y una de las dos vías que suministra el fluido eléctrico a la Tribuna Antimperialista, debido a la desfavorable situación meteorológica que ha sufrido el país durante las últimas dos semanas hasta la tarde de ayer lunes: en la reparación de esta avería se trabaja ya como en todas las demás. Pese a ello, como reconocen los voceros, la Oficina se ha mantenido en pleno funcionamiento, incluido su provocador panel electrónico que desde el 16 de enero, y durante casi cinco meses, ofende e insulta a nuestro pueblo, demostrando que a esa instalación no le ha faltado ni un Watt de electricidad.

De forma malintencionada, el gobierno de los Estados Unidos omite decir que cada vez que la SINA ha reportado tener dificultades con el abastecimiento de agua potable o con el suministro de electricidad en sus instalaciones, estas han sido debidamente atendidas por las empresas cubanas encargadas de brindar esos servicios.

La SINA consume como promedio un total de 26 mil kilowatts mensuales, tanto como toda la energía eléctrica que consumen alrededor de 200 familias promedio cubanas.

A pesar del reordenamiento que se ha venido llevando a cabo en la distribución del combustible en el país, la SINA ha recibido de la empresa CUBALSE un total de 53 756 litros de combustible en lo que va de año.

La empresa suministradora de agua a la capital, pese a las difíciles condiciones de sequía y dificultades en el abasto de agua potable a la Ciudad de La Habana que con anterioridad a las últimas lluvias afectaron a todo el territorio nacional, mantuvo de manera estable el suministro a la SINA.

Durante el mes de marzo de este año, en respuesta a un requerimiento de la SINA, la empresa abastecedora envió a sus técnicos al edificio principal y al anexo de la Oficina para revisar las redes de acueducto, internas y externas, y solucionar las dificultades que se presentaron.

Desde enero de 2006 hasta la fecha, se han realizado siete acciones de mantenimiento o reparaciones en los inmuebles en los que residen funcionarios de la SINA por parte de la empresa CUBALSE.

A pesar de que el 1ro. de febrero, la SINA expulsó groseramente de sus instalaciones a los trabajadores del contingente "Blas Roca Calderío" que se encontraban realizando labores constructivas en su edificio Anexo, la empresa CUBALSE le viene suministrando puntualmente a esa Oficina materiales para continuar las obras. Hasta el momento, la SINA ha recibido los 44 metros cúbicos de hormigón premezclado, 540 metros de cabilla y 300 metros de planchuela de acero que ha solicitado.

Esa Oficina cuenta hoy con 302 trabajadores cubanos contratados. En lo que va de año, nueve de esos trabajadores han viajado al exterior a solicitud de la misma, con el objetivo de recibir entrenamiento para el cumplimiento de sus funciones.

Los voceros norteamericanos también omiten decir lo más importante: que sólo durante el presente año se han aprobado de inmediato a la SINA 33 operaciones de devolución de emigrantes ilegales solicitadas, sin dilación ni excepción alguna, cuatro operaciones de repatriación de ciudadanos cubanos considerados por las autoridades norteamericanas como excluibles, y ocho visitas consulares a reclusos estadounidenses encarcelados en Cuba.

Las nuevas acusaciones contra el gobierno cubano forman parte del plan de la Administración yanqui denunciado por el compañero Fidel el 22 y el 24 de enero de 2006, al afirmar textualmente: "El gobierno de Estados Unidos, por presiones de la mafia cubano-americana, se propone entre sus primeros pasos violar abiertamente el Acuerdo Migratorio con Cuba (...), buscar pretextos para impedir a toda costa la venta de productos agrícolas a Cuba, que se viene realizando en volúmenes crecientes sin que nuestro país haya dejado de pagar puntualmente un solo centavo durante cinco años, algo que ese gobierno no creía posible en una nación agredida y bloqueada (...) e, inconforme con la decisión adoptada por el presidente Carter el 30 de mayo de 1977, se propone forzar una ruptura de los actuales vínculos diplomáticos mínimos con Cuba. Las groseras provocaciones que se vienen realizando desde su Oficina de Intereses en La Habana, no tienen ni pueden tener otro propósito".

Las últimas imputaciones contra Cuba tienen también como pérfido objetivo desviar la atención del verdadero problema, el carácter subversivo y provocador de las acciones de la SINA, que, en franca violación del estatus diplomático que le confieren los acuerdos y convenciones internacionales, ha devenido Estado Mayor de la contrarrevolución, a la cual dirige y abastece material y financieramente e incita a la subversión del orden interno en nuestro país.

Tal vez piensan que Cuba teme a las provocaciones constantes que urden contra nuestra Patria y a las consecuencias de una ruptura de los mínimos vínculos existentes, bastante deteriorados ya por la inmoral y cínica política que viene desarrollando la Administración de Bush.

Es al gobierno imperialista de los Estados Unidos al que corresponde explicar su demencial y reiterada práctica de urdir y aplicar nuevas y brutales medidas contra Cuba, y sus vanos intentos por doblegar la heroica resistencia de nuestro pueblo.

El gobierno norteamericano se hunde moral y materialmente en la guerra de conquista en Iraq, los escándalos de corrupción, los crecientes déficit presupuestarios y de cuenta corriente, los altos precios de la energía, la incapacidad para superar desastres naturales, el espionaje ilegal contra sus propios ciudadanos y la repugnante práctica de los arrestos clandestinos y las torturas a nivel internacional.

El Gobierno Revolucionario ha dado una lección de ecuanimidad, firmeza y estricto apego a las normas diplomáticas en el enfrentamiento a la actuación vulgar, despreciable de la SINA y de los mercenarios a su servicio en nuestro país.

¡Con nuestra moral y nuestros principios derrotaremos todas y cada una de sus criminales y cobardes campañas, provocaciones y agresiones!

Cuba lucha de frente y con armas limpias; no tiene por norma buscar pretextos para hostigar esa Oficina. Sabe decir que sí o que no a lo que solicitan los representantes del imperio. No busca subterfugios, ni corta cables eléctricos para apagar letreritos de basura. No hostiga a funcionarios o representantes de Estados Unidos. Los millones de personas que por allí han desfilado con honor y dignidad, incluidos niños y adolescentes, nunca lanzaron una sola piedra contra ese edificio. Cuba a lo largo de la historia de la Revolución ha luchado siempre con una moral que aplasta a sus adversarios. Si lo que busca el gobierno actual de Estados Unidos son pretextos para llevarse esa Oficina, cortar las ventas de alimentos a nuestro pueblo y liquidar el Acuerdo Migratorio, hágalo; no invente pretextos, ni pretenda eternizar sus groseras y cobardes provocaciones, que no partieron de Cuba, sino de esa Oficina, convertida en bastión, jefatura y banco de los mercenarios, centro de suministro de material subversivo introducido de contrabando en sus valijas diplomáticas. Cuba puede prescindir tranquilamente de la misma y de todo lo que de intervencionismo y ultraje significa. No derramaría una sola lágrima por su partida. No hace falta quemar papeles. No importa cuántas monstruosas fechorías encierren. Jamás nuestra Revolución asaltará o violará una sede diplomática. Nunca lo hizo y nunca lo hará.

La ejecución sumaria de al-Zarqaui y su papel real en Iraq

Al Qaeda profundizará la campaña de violencia sectaria alentada por la ocupación
La ejecución sumaria de al-Zarqaui y su papel real en Iraq
Pedro Rojo
IraqSolidaridad

La forma en la que ha sido eliminado Abu Musaab al-Zarqaui dice mucho de la situación y de los métodos de actuación de los ocupantes y de su gobierno iraquí tutelado. La opción del asesinato selectivo, en lugar de la detención y posterior juicio del "terrorista más buscado de Iraq", da cuenta de la situación de guerra despiadada que vive este país, no del "desarrollo de un proceso democrático", como reiteran unos y otros. Lo lógico en esa sociedad democrática y fiel al Derecho que nos intentan vender, que es este Iraq bajo ocupación, sería haber rodeado la casa donde se encontraba el sospechoso junto con otras siete personas, incluidas dos mujeres -de las que, por cierto, ningún medio de comunicación parece ocuparse, pues al parecer no se merecen ni el calificativo de "daño colateral" habida cuenta de que si compartían casa con el terrorista más buscado se merecían la misma ejecución sumaria [1]. Pero parece que Washington no quería repetir la experiencia del juicio de Sadam Huseín, que no está discurriendo por el sendereo que la ocupación esperaba, sino que se ha convertido en un escaparate para que el antiguo presidente siga estando presente en la realidad iraquí, garantizándose regularmente unos minutos en todas las cadenas árabes e iraquíes.

Hay articulistas que parece haber olvidado estos mismos principios de libertad y de estado de Derecho que defendían cuando llegaron los carros de combate estadounidenses:

"Una vez más, la historia ha dictado una sentencia justa contra quien ha infringido sus leyes." [2].

Espeluzna observar cómo estas plumas árabes al servicio de la criminal política estadounidense en Oriente Medio pueden tener una memoria tan corta y olvidarse de cómo la "Justicia de la Historia" y los cazas dictan sentencias erradas una y otra vez contra una aldea de Pakistán, una ciudad iraquí o una playa de Gaza.

Ascensión y caída de al-Zarqaui

La trayectoria de al-Zarqaui dentro del islamismo radical empieza en Afganistán, pero no bajo las órdenes de Ben Laden. Cuando fue liberado en Jordania, en el año 1999, por una amnistía del rey Abdalá de Jordania tras cumplir cuatro años en prisión por haber intentado atacar intereses estadounidenses e israelíes, volvió a Afganistán. Allí mantuvo una serie de diferencias con Osama Ben Laden y su lugarteniente al-Zawahiri que le llevarían a negarse a presentar la beia, o acto de vasallaje, al líder de Al Qaeda prefiriendo someterse a la autoridad del Mulá Omar, líder de los talibanes. A través de la intermediación del egipcio Seif al-Adal, miembro del Consejo de Seguridad de Al Qaeda, logró que le enviasen a Herat, en la frontera iraní, donde se había creado un campamento de Yund al-Sham (El Ejército del Sham) que, dependiendo de las fuentes, llegó a dirigir él mismo.

Derrocado el régimen talibán tras la invasión estadounidense de Afganistán, al-Zarqaui cruza a Irán con un grupo de árabes para después entrar a Iraq a través del Kurdistán. De este primer grupo, dirigido por al-Zarqaui, que se haría llamar Ansar al-Sunna, no se conoce presencia fuera del Kurdistán iraquí hasta agosto de 2003, unos meses después de la caída de Bagdad, lo cual invalida los intentos de algunos medios y dirigentes estadounidenses de ligar a este personaje con el régimen de Sadam Huseín. La realidad es más bien la contraria: es el colapso del Estado iraquí posterior a la invasión el que crea el caos adecuado para que un grupo sin apoyo ni estructura previa local se infiltre en el centro de Iraq.

Las primeras acciones contra la ocupación del grupo de al-Zarqaui llevaban la firma del grupo Monoteísmo y Yihad, lo que indica su desvinculación inicial con Al Qaeda, que no contaba con ninguna infraestructura en Iraq. Esta falta de infraestructura y de capacidad para introducirse en Iraq lleva a los dos máximos líderes de Al Qaeda, a pesar de sus discrepancias [3], a aceptar a al-Zarqaui como su representante en Iraq, sobre todo tras el anuncio de éste de la creación de un emirato, a imagen y semejanza del talibán, en el oeste de Iraq. Al-Zarqaui también aparcó sus diferencias con Ben Laden tras la amenaza de su lugarteniente de nombrar a Abderrahmán al-Iraqui número uno de Al Qaeda en Iraq [4].

El resultado fue la reaparición de Al Qaeda en el campo de batalla más importante del momento para el mundo árabe e islámico justo cuando andaba escondiéndose por las montañas de Afganistán y Pakistán. Los ocupantes de Iraq y su destrucción del Estado iraquí dieron una oportunidad de oro a Al Qaeda para entrar en Iraq y utilizar esta lucha, como han utilizado otras causas, para ganar prestigio y reclutar adeptos en una capa muy concreta del extremismo islámico. Hay informaciones que hablan de que en el momento álgido de Al Qaeda en Iraq se usaba el territorio iraquí para entrenar a sus seguidores para luego enviarlos a distintos lugares del mundo a realizar la yihad por cuenta de Ben Laden [5].

Pero lejos de lograr la instauración del ansiado emirato, la situación del grupo de al-Zarqaui ha ido empeorando a medida que se ha ido desarrollando la lucha contra la ocupación. Su deseada trasformación de un pequeño grupúsculo, que había llegado a Iraq para luchar contra los estadounidenses -probablemente financiados y armados en un principio por Irán-, en el referente árabe e islámico de la lucha contra la ocupación imperialista nunca sucedió. En el momento de mayor popularidad, la presencia de combatientes árabes en Iraq nunca se ha cifrado en más de unos pocos miles, de los cuales solo un puñado estaría bajo mando de al-Zarqaui. El desplazamiento del objetivo de este grupo desde los militares ocupantes a la propia población civil iraquí (principalmente, su comunidad chií) y los secuestros de trabajadores occidentales fue aislándolo de las formaciones armadas de la legítima resistencia, centradas en los ataques contra el ocupante. Al principio, los grupos de la resistencia se limitaron a señalar la diferencia con las acciones de los llamados grupos takfiristas o anatematizadores [6] mediante de comunicados públicos. Independientemente de si todos los grupos de esta corriente radical integristas estaban o no bajo las órdenes de al-Zarqaui, sus acciones son insignificantes, cuantitativamente, si se comparan con las del resto de la resistencia [7], pero mediáticamente sí han tenido una gran cobertura. Por un lado, por el gran número de víctimas, especialmente entre la población civil y, por otro lado, con la clara intención de mezclar toda acción armada en Iraq y no diferenciar entre la resistencia legítima, que ataca objetivos militares, y estos grupos dispuestos a "limpiar la sociedad de herejes".

Al-Zarqaui después de hacer un llamamiento a los sunníes para que le secundasen en su guerra contra los infieles chiíes, lo que fue enérgicamente rechazado, empezó a asesinar también a importantes referentes religiosos sunníes [8]. Todo este cúmulo de circunstancias, incluyendo el daño que a la imagen de la resistencia hacía al-Zarqaui, llevó a los grupos de la resistencia y a los sheijs de las tribus de las zonas donde se asentaba a declararle la guerra, llegando a enfrentamientos armados en ciudades como en Faluya y en la misma Baquba, donde se había refugiado y donde fue, finalmente, muerto [9].

Forzado por las dificultades que afrontaba por su incapacidad de reclutar a más seguidores dentro de Iraq, el mayor control de la frontera siria y el consecuente descenso en la llegada de refuerzos del exterior-, la falta de apoyo entre la población local y el presunto abandono del apoyo de Irán [10], al-Zarqaui decide intentar concentrar sus ataques en la ciudad de Bagdad y batallar allí su guerra contra el chiísmo [11], convirtiendo la capital iraquí en un infierno mayor, si cabe, del ya creado por los ocupantes: esta guerra ,cuyo objetivo son los mismos bagdadíes, tiene en el otro bando a los Escuadrones de la muerte de las milicias chiíes, que buscan convertir Bagdad en una ciudad de población mayoritariamente chií [12].

Al Qaeda en Iraq sin al-Zarqaui

A pesar de que se ha difundido un comunicado de Al Qaeda -recogido íntegramente por la prensa árabe- en el que se asegura que el sucesor de al-Zarqaui es Abderrahmán al-Iraqui, fuentes integristas en Londres han asegurado a al-Sharq al-Awsat [13] que el sucesor definitivo será bendecido por Ben Laden en un futuro mensaje grabado. De hecho, el lunes, 12 la cadena al-Jazeera daba cuenta de un nuevo comunicado de Al Qaeda en el que se afirmaba que el sucesor de al-Zarqaui no sería el mencionado al-Iraqui, sino Abu Hamza al-Muhayir.

La evolución futura y la designación del dirigente que debe liderar Al Qaeda dependen de lo que decida la cúpula de la organización en Afganistán. Pero según escribe Abdel Bari Atuán en al-Quds al-Arabi, es posible un cambio de estrategia que permita a la organización integrista recuperar su reconocimiento dentro de las capas más extremistas de la sociedad islámica iraquí, perdido por la campaña de asesinatos indiscriminados contra la población civil cometidos por al-Zarqaui:

"Quizá la organización Al Qaeda abra una nueva página en su labor militar en Iraq tras la muerte de al-Zarqaui, concentrándose en acciones militares que tengan como objetivo las tropas estadounidense y los miembros de la seguridad iraquí. Puede que incluso se replanteen el lanzar coches bombas para matar a iraquíes chiíes, ya que la cúpula no quiere abrir una guerra con Irán que ha dado cobijo a varios miembros de la red tras la invasión estadounidense de Afganistán." [14]

Pero la opción más apuntada es el continuismo y la profundización de la campaña de violencia sectaria con la que Al Qaeda está intentando fracturar confesionalmente el país siguiendo la pauta de división sectaria que han marcado y alentado, desde el principio, las autoridades de ocupación. De ser así, el futuro es oscuro para Iraq porque, a pesar de que la importancia numérica sea ínfima, es relativamente sencillo seguir poniendo bombas en lugares públicos, mientras las milicias chiíes hacen lo propio en los barrios sunníes.

El nombramiento, finalmente, de los ministerios de Interior y Defensa [15] no va a mejorar el panorama de seguridad, ni se van a controlar las acciones de las milicias ni de los grupos takfiristas. La promesa del primer ministro iraquí al-Maliki de disolver todas las milicias es tan irreal como débil es su puesto al frente de un gobierno en el que su partido -Dawa- es minoritario dentro de la coalición chií, Alianza Unida Iraquí, que lo sustenta [16]. Las milicias que pretende desmantelar están comandadas por los mismos partidos que han colocado a al-Maliki al frente del gobierno: las Brigadas Badr (del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Iraq), el Ejército del Mehdi (de la Corriente as-Sáder) y los peshmergas kurdos.

La única salida para acabar con la presencia de estos grupos es terminar con la situación que les ha permitido entrar en Iraq: la ocupación. Una salida de las tropas extranjeras y la formación de un verdadero gobierno de unidad nacional que cuente con el apoyo de la resistencia armada, acompañado de unas verdaderas fuerzas de seguridad compuestas por antiguos miembros de las mismas y lejos de la infiltración de las milicias partidistas, pueden hacer recuperar la estabilidad a Iraq y alejar la división étnica y confesional impuesta por la ocupación como método para desarticular a este país como posible potencia regional.



Notas del autor y de IraqSolidaridad:

1. Algunos medios árabes hablan de que podría tratarse de alguna de las tres mujeres de al-Zarqaui: al-Sharq al-Awsat, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe: Según asegura az-Zamán en su edición del día 13 de junio, citando a fuentes de los servicios secretos jordanos, la mujer de Zarqaui originaria de Faluya, Isrá Yasín Yarad y el hijo de ambos, de 18 meses, murieron en el bombardeo estadounidense que causó la muerte de al-Zarqaui. 2. Abdeljáleq Huseín, Elaf, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe. 3. Al-Zawahiri mandó una carta a al-Zarqaui en la que criticaba los asesinatos de rehenes ante las cámaras, el envío de coches bombas a las celebraciones chiíes, aglomeraciones y mercados chiíes en Bagdad, Nayaf y Kerbalá. 4. Pasa de denominarse Al Tauhid wal Yihad (Monoteísmo y Yihad) a Tandim Qaeda Al-Yihad fi Bilad al-Rafidain (Organización Al Qaeda de la Yihad en Mesopotamia) tras la confirmación de Ben Laden en un mensaje sonoro. 5. "Según un responsable en los Servicios de inteligencia jordana, 300 reclutas entrenados por al-Zarqaui volvieron a sus países", az-Zamán, 12 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe. 6. Por exigencia de al-Zawahiri, al-Zarqaui forma el Consejo Consultivo de los Muyahidines (véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La negociación entre EEUU y la resistencia iraquí), donde se agrupa una serie de organizaciones desconocidas hasta hace unos meses. Al-Zarqaui es obligado a nombrar a Abderrahmán al-Iraqui como jefe de la rama política en una muestra del descontento de la dirección de Al Qaeda con su labor y de la creciente debilidad del poder de al-Zarqaui en la organización. Véase en IraqSolidaridad: Pedro Rojo: Cruce de declaraciones entre al-Zarqaui, los ocupantes y la resistencia 7. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Iraq, tras la muerte de al-Zarqaui 8. Véase en IraqSolidaridad: Al Qaeda asesina al alcalde de Faluya, el 'sheij' al-Nazar al-Duleimi. La resistencia crea una organización unificada en al-Anbar para hacer frente a la red de al-Zarqaui 9. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Enfrentamientos entre la resistencia y Al Qaeda en Iraq 10. Irán ha declarado públicamente su "satisfacción" por la muerte de al-Zarqaui. 11. Véase en IraqSolidaridad: Pedro Rojo: Cruce de declaraciones entre al-Zarqaui, los ocupantes y la resistencia 12. Véase en IraqSolidaridad: Andrew Buncombe y Patrick Cockburn: Miles de personas han sido asesinadas en los últimos meses por los 'Escuadrones de la muerte' - Carlos Varea: El pueblo iraquí considera mayoritariamente que la ocupación empeora la situación y Mahan Abedin: Badr, Irán y los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes 13. Al-Sharq al-Awsat, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe. 14. Al-Quds al-Arabi, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe. 15. La cartera de Interior ha sido otorgada al chií Jawad al-Bulani; la de Defensa, al general Abd al-Qadir Jasim al-Ubaidi, un sunní, pero criticado por haber participado con las fuerzas estadounidenses en los brutales operativos militares en la provincia de al-Anbar, en concreto contra Faluya. 16. Véase en IraqSolidaridad: Nueva vuelta de tuerca en el afianzamiento del sectarismo en el país: Al-Maliki, nuevo primer ministro de Iraq y Carlos Varea: Nuevo gobierno en Iraq: inestable reparto sectario - La lista del nuevo gobierno.

www.irasolidaridad.org.

YO SI PUEDO - Dos millones de alfabetizados con el método cubano

La Habana, 13 de Junio de 2006

YO SI PUEDO - Dos millones de alfabetizados con el método cubano

POR NAVIL GARCIA ALFONSO —de Granma Internacional—

VARIAS jornadas de discusión sobre las políticas de alfabetización en el mundo arrojaron una conclusión categórica con respecto al analfabetismo: No se puede esperar a que el número de iletrados del planeta continúe creciendo sin que los gobiernos tomen medidas certeras.

Así trascendió en el seminario internacional sobre políticas y programas de alfabetización y post-alfabetización que se desarrolló en La Habana.

La contradicción fundamental radica en que las metas del milenio en materia de educación propuestas por la UNESCO no se van a cumplir y peor aún, el organismo internacional “no puede hacer nada y son los gobiernos a los que ella representa los que deben tomar la iniciativa de eliminar el analfabetismo”, según expresó María Luisa Jáuregui, especialista regional en alfabetización y educación de jóvenes y adultos, de la oficina de la UNESCO para América Latina y el Caribe.

Ante la abrumadora cantidad de analfabetos existentes, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, proclamó el decenio para la alfabetización, comprendido en el período del 2003 al 2012, bajo la supervisión de la UNESCO, con el firme propósito de reducir al 50% los índices de analfabetismo para el año 2015.

Sin embargo, según estimados de la UNESCO, ofrecidos por el director de su oficina en La Habana, doctor Herman van Hoof, habrá alrededor de 765 millones de iletrados, cifra muy cercana a la del 2004, que era de 771 millones. El 63% de los analfabetos que quedarán en el 2015 serán mujeres y la mayor parte de ellos en países del Tercer Mundo.

Las autoridades gubernamentales y educativas que se reunieron en La Habana coinciden en que la lucha contra el analfabetismo debe ser frontal, pero no como se plantea por los organismos internacionales con acciones para reducir el flagelo en períodos de tiempo que pueden ser alargados. De esa forma nunca se terminaría. Lo que se propone es la aplicación de programas específicos para erradicar lo más pronto posible el analfabetismo.

YO SI PUEDO EN MAS DE QUINCE PAISES

En más de 15 países de todo el mundo se emplea el método cubano de alfabetización Yo, sí puedo, que hasta el momento ha permitido alfabetizar a unos dos millones de personas. En países como México, Ecuador y Colombia se aplica en varios estados o municipios, adaptado a las condiciones multilingües y a las características especiales de las comunidades, generalmente rurales e indígenas.

“Con el Yo, sí puedo se consigue alfabetizar a una persona en sólo 7 semanas. Además no requiere de maestros porque se apoya en el uso de la televisión y es muy económico. Con menos de la tercera parte del presupuesto que se necesita —según la UNESCO 160 dólares per cápita— se puede culminar un proceso satisfactorio de alfabetización”, declaró Luis Ignacio Gómez, ministro cubano de Educación.

El propio método prevé la continuidad de estudios, uno de los elementos que la agencia internacional de la ONU reconoce entre los principales problemas, agregó Gómez.

No obstante los esfuerzos hechos por Cuba para ayudar a erradicar el analfabetismo —dice Claudia Camba, presidenta de la fundación Un Mundo Mejor es Posible—, la UNESCO no reconoce al programa Yo, sí puedo entre los métodos más eficaces para enseñar a leer y escribir. “Ni siquiera está incluido en la lista de los programas existentes en todo el mundo”.

“Resulta contradictorio que la UNESCO esté planteando la reducción del analfabetismo en un plazo de tiempo que todos sabemos que no se va a cumplir, y a la vez no quiere reconocer un proyecto cubano que ya permitió que un país como Venezuela se declarara libre de analfabetismo”, dijo Claudia Camba.

“En 1990 se realizó la reunión de Educación Para Todos, en Tailandia. Los 155 países que allí se encontraban decidieron que para el año 2000 tendrían a todos los niños escolarizados en primaria e iban a reducir a la mitad el analfabetismo. En el año 2000 se volvieron a reunir y había 130 millones de niños fuera de los sistemas educativos y 880 millones de analfabetos”, agregó.

Venezuela incorporó a todos los niños a la educación y tiene más del 50% de la población adulta estudiando y de eso no se habla. “Se trata de un problema político que se explica con la reactivación de Estados Unidos como miembro de la UNESCO, luego de pagar una deuda, y la designación de la señora Laura Bush, esposa del Presidente norteamericano, como embajadora del Decenio para la Alfabetización”.

“En septiembre se va a desarrollar en Estados Unidos un seminario internacional de alfabetización, auspiciado, organizado y presidido por la Primera Dama. Dicen que van a hacer un plan global de alfabetización que se financiará con miles de millones de dólares, bajo la hegemonía de Estados Unidos y evidentemente ésa es la razón de que el Yo, sí puedo no sea uno de los programas recomendados por la UNESCO”.

La Presidenta de la fundación Un Mundo Mejor es Posible es también coordinadora del Frente Internacional de Apoyo al programa Yo, sí puedo, que agrupa a todos los países en los que se aplica el método cubano. El Frente propone que la UNESCO tome el programa como método global del Decenio de las Naciones Unidas para la Alfabetización ya que es accesible económicamente, didácticamente flexible, efectivo, sencillo y con resultados positivos a corto plazo.

“Lo que sí está claro es que la posición de la UNESCO no puede seguir así, de no comprometerse. Está favoreciendo al capitalismo. Ya los movimientos sociales están presionando a los gobiernos y la UNESCO tiene que utilizar su estructura y herramientas internacionales para comprometer a los gobernantes en el desarrollo de verdaderas políticas de alfabetización”, concluyó Claudia Camba.

Evo Morales rendirá homenaje a Che Guevara en Bolivia

LA PAZ (PL).— El presidente boliviano, Evo Morales, asistirá el miércoles a un acto en la localidad de La Higuera, en homenaje al guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara (1928-1967), en el 78 aniversario de su natalicio.

Fuentes cercanas a la Presidencia de la República informaron que el tributo consistirá en la graduación de los 17 primeros alfabetizados de esa aldea enclavada en montañas del sur del país.

El acto se realizará en el pequeño pueblo donde fue asesinado Che Guevara en 1967 en coincidencia con la campaña nacional de alfabetización bajo el método "Yo sí puedo", con asesoramiento y equipamiento cubano.

También como homenaje a Che Guevara, el presidente Morales inaugurará un centro médico en la propia localidad, equipado por Cuba.

Otro de esos centros será abierto por el mandatario el mismo miércoles en la ciudad de Vallegrande, donde los restos de Che Guevara permanecieron enterrados ocultos hasta 1997, cuando fueron exhumados por una misión científica cubana y repatriados a la Isla.

Al inaugurar este domingo con Morales dos de los citados hospitales en las localidades andinas de Caracollo y Llallagua, el embajador de la Isla en Bolivia, Rafael Dausá, destacó la trascendencia del homenaje al revolucionario latinoamericano.

Mexico: Oaxaca está paralizada - Reprime gobierno a maestros

Por instrucciones del Gobernador del Estado, Ulises Ruiz, un poco antes de las cuatro de la mañana del 14 de junio, la policía estatal, entrando por la calle 20 de noviembre de la ciudad de Oaxaca, empezó a lanzar bombas lacrimógenas haciendo huir a los maestros, en un primer momento que se encontraban en plantón, en lo que se ha calificado como una violenta represión.

El enfrentamiento no se pudo evitar, los docentes empezaron a reaccionar y de este presunto desalojo, de escasas cuatro horas, los maestros se reposicionaron del centro de Oaxaca, y por la acción, se ha paralizado la ciudad.

La represión del gobernador Ulises Ruiz Ortiz, sólo recrudeció las relaciones entre el magisterio y el gobierno del estado, se percibe un grado de ingobernabilidad, ante lo que actores políticos, sociales y académicos, han solicitado la desaparición de poderes en la entidad.

De manera extraoficial, la Cruz Roja de Oaxaca, informó que hubo tres maestros muertos, una niña muerta, un joven gravemente lesionado por la pérdida de un ojo y 71 profesores lesionados. De los policías, reportó tres muertos y 92 heridos. A las tres de la tarde, se supo del envío de tres aviones Hércules, llenos de policías federales para apoyar al gobierno del Estado, no obstante el secretario de Gobernación frenó el traslado de tropas.

La situación está totalmente tensa y no existe ninguna posibilidad de entablar negociaciones. Los maestros de Oaxaca piden la destitución de Ulises Ruiz y Ulises dice que no hay ningún enfrentamiento con los maestros.

La Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del istmo (UCIZONI), Maderas del Pueblo del Sureste, el subcomandante Insurgentes Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN, la Unión Nacional de Trabajadores, la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez, Oaxaca (Unosjo) la Red Oaxaqueña de Derechos Humanos y en general la Sociedad Oaxaqueña, condenaron este atentado al derecho de expresión y de lucha por mejorar condiciones de vida, como es la lucha de los maestros de Oaxaca.

El operativo contra el magisterio oaxaqueño fue encabezado por más de tres mil elementos de la fuerza pública del estado, quienes desalojaron a punta de golpes y gas lacrimógeno a los más de 40 mil maestros que permanecían en el zócalo de Oaxaca, en demanda a la rezonificación salarial.

Reportes de medios noticiosos, indican que en la tarde del 14 de junio, continúa la presencia de la policía en el zócalo oaxaqueño e impide el paso de reporteros y fotógrafos al centro del plantón. Distintas fuentes, manifiestan que los uniformados han disparado cientos de cartuchos de gas lacrimógeno, balazos, pero que además roban y destruyen las pertenencias olvidadas de los maestros.

La acción comenzó en el Hotel del magisterio con el arresto de algunos dirigentes, luego de acusarlos de posesión de droga y armas de fuego, misma que se asegura fue plantada.

En la refriega, las fuerzas de seguridad destruyeron las instalaciones de Radio Plantón, radio libre y comunitaria que se encontraba ubicada en la sección XXII del Magisterio, acallando así un instrumento de comunicación independiente

Antes de ser demolidos, Radio Plantón informaba que los uniformados estaban por entrar al edificio sindical de la Sección XXII ubicado en la calle de Armenta y López, en el centro histórico de Oaxaca. Apuntaba la radiodifusora, que se escuchaban detonaciones de arma de fuego, el olor de gases lacrimógenos era insoportable. 5 minutos más tarde se interrumpe la señal de radio plantón, y después se confirma que es desmantelado el equipo de transmisión por el ejército.

En el zócalo quedaron las huellas de la refriega entre los dos bandos, frente a la Iglesia de San Francisco, ubicada a un costado de Palacio de Gobierno, un Wolkswagen color rojo muestra huellas de impactos de bala.

UCIZONI, considera que los hechos acontecidos, ponen en duda la legitimidad del gobierno estatal, que ya no representa los intereses de la sociedad oaxaqueña, confirmándose que Ulises persigue por un lado a sus opositores y por otro de manera abierta y con recursos públicos hace campaña a favor de Roberto Madrazo Pintado, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República.

Ante la gravedad UCIZONI, acordó convocar a una movilización para el 15 de junio a partir de las 11 de la mañana en la ciudad de Matías Romero, Oaxaca, donde demandarán la inmediata liberación de los maestros detenidos; el cese a la represión en contra del movimiento magisterial; castigo y destitución para los autores materiales e intelectuales de los hechos represivos y la atención a las justas demandas de los profesores oaxaqueños.

En la misma postura, se pronunciaron otros sectores de la sociedad oaxaqueña, nacional e internacional, en apoyo a los profesores de la sección XII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y demandando el cese de las hostilidades así como la libertad de los detenidos.

De último momento se supo de la determinación de los maestros de un repliegue temporal, levantando por ahora el plantón, después de tres semanas de mantenerlo.

Fuente: Agencia Internacional de Prensa Indígena (AIPIN)

A teleSur por Mario Drumond

Estranha sensação... Algumas semanas atrás capturei por acaso, via internet, o sinal da teleSur (www.telesurtv.net), uma emissora de televisão venezuelana que tem como meta integrar a América Latina por meio da linguagem audiovisual e jornalística. A sensação foi estranha porque logo nos primeiros minutos era como se eu estivesse vendo televisão pela primeira vez em minha vida! E desde ali, também pela primeira vez, tornei-me assíduo espectador de TV, ou melhor, de teleSur.

Em verdade, desde 1964, quando eu tinha 14 anos de idade, a televisão sempre me pareceu algo inteiramente inútil e dispensável. Recordo-me agora de uma só vez em que me senti lucrando por estar diante de um aparelho de TV, que não fosse para assistir a alguma obra cinematográfica do meu agrado. Foi durante alguns meses, ao final da década de 1970, quando Glauber Rocha logrou colocar no ar um programa semanal de televisão de fato televisível e inteligente: o Abertura. Para mim, foi esse o único programa periódico de TV produzido pela mídia brasileira, desde 1964, que merece ser conservado - pelo menos em minha memória.

Como aquela experiência foi de poucos meses e restrita a um único programa - e já se vão quase trinta anos que me aconteceu - com o tempo tornei-me cético e passei a crer que seria impossível fazer algo útil em audiovisual televisivo, não por questões relativas à linguagem em si, mas pelo poder que agrega aos interesses oligopólicos e plutocráticos que o dominam como instrumento de comunicação de massa, aos quais se tornara totalmente submetido. Deste modo, no que me diz respeito, o aparelho de TV é um artefato útil tão somente para visionar obras produzidas para cinema, em sessões caseiras, apesar das perdas inevitáveis da tela em miniatura e da qualidade sonora.

Porém, com a recém-descoberta da teleSur, aquela estranha sensação inicial provocou-me, em poucas semanas, uma mudança radical nas minhas concepções de realizador e estudioso do audiovisual. A teleSur demonstrou que é possível, sim, fazer algo útil, aliás, muito útil e, talvez, poderosamente útil, através daquilo que até hoje tem sido, para mim, um perverso instrumento de alienação, desintegração e desinformação dos povos e das pessoas. E, para que o leitor não pense que isto possa ser uma recaída no otimismo por parte de um cético, devo dizer porque acredito na revolução que a teleSur nos promete.

Linguagem

Por sorte minha, um dos primeiros programas que vi na teleSur foi um excelente documentário sobre o cineasta venezuelano Clemente de la Cerda (1935 -1984), do qual infelizmente nunca vi um filme e nem tinha ouvido falar - o que já dá uma dimensão da ignorância em que me vinha mantendo sobre nossos vizinhos latino-americanos. Clemente tinha uma postura de inquietação intelectual muito semelhante à de Glauber Rocha. Por sinal, a semelhança entre os dois me pareceu até mesmo física. Mas como cineasta, pelos trechos que foram exibidos no documentário, achei-o mais próximo de Rogério Sganzerla. Como Glauber e Rogério, Clemente morreu cedo mas deixou-nos um legado de obras definitivas para cultura de seu país e para a cinematografia universal.

Outra semelhança dele com os dois cineastas brasileiros seus contemporâneos é que ele escrevia, e escrevia muito bem. A diferença é que Clemente teve uma boa experiência em televisão nas décadas de 1940-50, antes de se assumir como cineasta de vanguarda nos anos 1960-70. Este dado é importante porque possibilitou a ele uma vivência de dentro do processo de produção televisiva - ainda enquanto ela nascia no território latino-americano - que a sua inteligência privilegiada soube transformar em análises críticas de espantosa acuidade.

O documentário exibe uma página de um de seus livros, a qual podia ser lida em vídeo pelo espectador e foi também lida quase toda em áudio (locução em off) - num plano muitíssimo ousado para televisão; um contundente grifo de mensagem. Nesse fragmento de texto o cineasta denuncia a gradativa usurpação, pelo veículo televisivo, dos papéis subjetivos da narrativa audiovisual e da câmera pela interposição do narrador (ou repórter) e do veículo (instituição) entre o conteúdo da mensagem e a inteligência do espectador.

Não tenho as palavras exatas de Clemente, não encontrei seus livros em lugar algum, mas, pelo que entendi, a conclusão de seu texto é a de que, nessa usurpação de linguagem, o veículo subtrai aos protagonistas a função de transmitir a informação para se apresentar ele próprio, e ilegitimamente, como o portador da "verdade", a qual manipula a seu critério. Não é à toa que a direção do documentário editou o inusitado plano-texto numa produção para a teleSur. Não será preciso mais de cinco minutos diante dela para perceber que seus diretores são discípulos das idéias de Clemente, em especial, quanto à essa sacada genial do cineasta. Nessa questão importantíssima, a teleSur resgata integralmente para a linguagem televisiva - e com uma qualidade fantástica - justamente os papéis subjetivos da câmera e da narrativa audiovisual, colocando de volta ao primeiro plano os protagonistas da informação - e portanto a verdade integral dela - diretamente em contato com o espectador.

E com uma competência extraordinária em todos os níveis de edição. Por tal postulação de linguagem, na teleSur todos os elementos componentes e construtores do audiovisual estão coordenados sob um rigor de direção e de produção que eu jamais observara em qualquer outro canal de televisão, e não me refiro apenas aos brasileiros e latino-americanos. E isto é só o começo.

Qualidade de edição

Nenhuma emissora de TV que eu tenha visto, inclusive algumas que se auto-proclamam "a melhor do mundo", chega aos pés da teleSur em qualidade de edição audiovisual "24 horas por dia". A começar pela câmera, cujos posicionamentos e movimentos são dirigidos cuidadosamente para o melhor enquadramento fotográfico do ponto de vista artístico e não comercial. Prioriza-se a assimetria da composição, as tensões visuais inquietantes, os plongés, os movimentos perturbadores e provocadores da inteligência do espectador, em lugar dos convencionais enquadramentos centralizados, dos planos médios banais e dos movimentos óbvios e hipnóticos que se tornaram quase obrigatórios às câmeras de TVs do mundo inteiro.

Em estúdio, nota-se a preocupação da teleSur com a qualidade cenográfica e de iluminação, sempre discretas, de bom gosto e artisticamente bem compostas, em lugar dos exageros cenográficos-luminosos que nos são estertorados em extremos de delírios bregas nas TVs conhecidas. O mesmo se pode dizer em relação à escolha dos profissionais em cena e aos cuidados de seus vestuários, maquiagens e cabelos. Ainda no visual, há a se 3 destacar a qualidade gráfica e tipográfica das titulagens, legendas e gráficos da teleSur, sempre claros, bem compostos, legíveis e respeitando as boas regras de proporção e composição gráfica na relação imagem-textos do quadro exibido, e no uso de cores nobres e bem combinadas. Tudo isto vem associado a um excelente trabalho de computação gráfica, animações e efeitos visuais utilizados com parcimônia, adequação e elaboração criativa, em muitos casos, primorosa.

A direção de arte da teleSur sabe muito bem o que fazer e como fazer. Consegue uma sofisticação e um requinte de imagem, ao par de um invulgar despojamento e limpeza de acabamento, que resultam numa qualidade de apresentação visual de alto nível profissional e alcança o patamar das mais bem cuidadas realizações cinematográficas. Iguais cuidados são tidos com o áudio. A trilha sonora da teleSur é brilhante em qualidade e harmonia, das vinhetas aos conteúdos editados. Dispondo dos mais variados recursos acústicos e eletrônicos, a direção musical da teleSur vale-se de originais emas melódicos, populares e eruditos, e do uso criativo e adequado de efeitos sonoros a fim de sustentar e enriquecer as imagens, sublinhando e enfatizando as locuções e narrações de maneira ao mesmo tempo suave e marcante. Descartam-se, na teleSur, os estardalhaços cacofônicos e autistas verificados na poluição sonora da maioria das grandes redes de televisão.

A locução jornalística dos âncoras, moderadores e repórteres da teleSur é direta e firme, quase neutra, mas sem perda da sensibilidade dramática, e completamente desvencilhada das afetações vulgares e maneirismos imbecilizantes hoje verificados com cada vez mais irritante frequência no jornalismo televisivo das grandes redes. Esse domínio das duas pistas da linguagem (áudio e vídeo) não será menor, evidentemente, na etapa final e mais importante da edição, que é a montagem. Nela, sente-se que a teleSur se cuida para não avançar demais em relação às outras mídias televisivas que estragaram o gosto do público e viciaram o espectador na chatice do discurso linear e na obviedade sequencial. Ela então se cuida para ser aceita como boa. Só que é boa mesmo!

Ainda assim, a montagem da teleSur - que prima pela simplicidade e pelo despojamento - é rica em ritmos e timbres audiovisuais e vai aos poucos introduzindo elementos novos e avançados de linguagem, como nas sequências de planos e contra-planos jornalísticos, de entrevistas e mesas-redondas, montando-os muito mais dialéticos e criativos do que nas outras TVs. Eu não diria que a teleSur faz uma montagem vanguardista como resultado final, se comparada à liberdade de edição cinematográfica, mas que ela pratica uma montagem com diversidade e movimentação muito acima da média e para além, em ousadia, de qualquer outra edição televisiva que conheço.

As grandes redes de televisão buscam moldar seus públicos num perfil de espectador alienado, egoísta, gregário e globalizado. Algumas chegam mesmo a querê-lo estúpido e até boçal. Em geral, tratam o espectador como um idiota ou um débil mental, e se acham no direito de se intrometer na vida dele de maneira arrogante e grosseira. Muito ao contrário, a teleSur se quer moldada pelo espectador consciente, preocupado com as questões sociais, independente e, antes de tudo, latino-americano. A teleSur não só respeita a inteligência do espectador; ela o trata bem, muito bem, com distinção, consideração e gentileza. E que não se pense ser a teleSur, elitista. Ela é uma emissora de TV muito popular. Só as elites ignorantes acreditam que o povão gosta de lixo; quem gosta de lixo são elas, as elites.

Na verdade, a televisão que fazem são para elas mesmas - e a empurram goela abaixo dos 4 povos do mundo à força de métodos (anestésicos) audiovisuais que vêm sendo desenvolvidos desde os sórdidos inícios da propaganda comercial e nazista.

"A massa ainda há de comer o biscoito fino que eu fabrico", dizia o escritor Oswald de Andrade. A teleSur é a realização mais ampla e mais concreta que conheço desse prognóstico oswaldiano.

Conteúdo

Tudo o que acima vem exposto é colocado a serviço de um conteúdo pautado em critérios, agora sim, da maior vanguarda editorial de comunicação de massa que já se viu, seja em mídia impressa ou eletrônica. A teleSur tem por cenário a América Latina toda, do México e Caribe ao extremo Cone Sul, e tem por protagonista principal o povo latino-americano. Assim, ela se coloca a serviço de suas nações e não de seus estados e governantes. Sua grade é desenhada a serviço da auto-estima, do engradecimento e da independência do seu principal protagonista e do cenário em que vive. Nela tem voz o operário, o camponês, o indígena, os explorados, as reivindicações e as lutas populares, suas desditas, suas conquistas. Dela participam os melhores artistas e pensadores de todas as expressões, eruditas e populares, desde a vanguarda contemporânea aos grandes mestres do passado.

Frequentam-na, igualmente, as mais expressivas e progressistas lideranças políticas e populares da atualidade e da história. Nessa grade não há espaço nem tempo para baixarias de mau jornalismo, nem para o banditismo e a divulgação desnecessária de seus crimes, nem para os oportunismos popularescos de auditórios, nem para enganações de pseudosentretenimentos de má qualidade e origem duvidosa, nem para perversidades audiovisuais de qualquer gênero - e muito menos para as porcariadas alienígenas enlatadas. Além disso, - oh! Glória! - não há publicidade comercial. Política, cultura, riquezas naturais, tradições, folclore, comida, energia, trabalho, artes, educação, lazer, esportes e outros temas de interesses nacionais e continentais se distribuem bem equilibrados naquela grade, suportados por camadas sólidas do melhor, mais bem preparado e mais bem equipado jornalismo televisivo que conheço. "Vamos a nos conocer" - diz um de seus belos slogans. Documentos geniais em séries como Caminantes, Nahui - El Rostro del Ecuador, Memorias del Fuego, Destino Latino-America, Estacion Submarina, se permeiam a produções de documentários culturais e periodísticos (Cultural Doc e Periodístico Doc) e a edições especiais jornalísticas como Agenda del Sur - La Revista, Mesa Redonda, Realidades e Sintesis en Latinoamericana, além de outros programas que ainda não tive a oportunidade de conhecer, compõem, junto aos grandes "Noticieros", uma movimentada grade televisiva que tem como único defeito o de tornar cada vez mais difícil o ato, para o meu caso absolutamente necessário, de desligar o aparelho (ou "desconectar" do site).

Pela primeira vez vi, em sinal de TV no Brasil, imagens tomadas em Palácios de Governo, Casas Legislativas, ruas, centros urbanos, regiões rurais, campos, desertos e florestas de países como Venezuela, Colombia, Bolívia, Equador, Peru, Paraguai, Cuba, México, Nicarágua, Haiti, para citar apenas os que foram matérias nas semanas passadas. Até então 5 só chegara aos meus olhos umas poucas imagens do tipo vindas do Uruguai, Argentina e Chile, mesmo assim em momentos que se já vão longe e me dóem recordar. Nos noticiários da teleSur é assídua a presença de políticos como Fidel Castro, Hugo Chaves, Evo Morales, Tabaré Vasques, Nestor Kirchner, Álvaro Uribe, Alejandro Toledo, e até, de vez em quando, Lula (infelizmente, parece que o Brasil é o único país latinoamericano que se mantém distante da teleSur)1. Também estão lá os líderes políticos, ministros e autoridades de todos os países latino-americanos. Atuais líderes revolucionários como Daniel Ortega, Raul Reyes (Farcs), Ollanta Umalla, Subcomandante Marcos, entre outras lideranças sindicais, estudantis e políticas de diversas origens de classe e matizes ideológicos progressitas e revolucionários também frequentam os noticiários e especiais da teleSur, ao lado de grandes líderes do passado como Che Guevara e Raul Sendic.

Além disso, a teleSur conecta-se com o resto do mundo, em coberturas exclusivas ou filtrando o suco de interesse das agências de notícias internacionais, sempre dando preferência às frentes de resistência ao imperialismo, onde estiverem, seja no Nepal, na Nigéria, em Bagdá, na Coréia do Sul, na Europa, em Teerã, ou nos próprios EUA..

Mas, como já disse, o protagonista mais importante de todos é o povão: camponeses, operários, indígenas e caboclos de todas regiões da América Latina, inclusive as mais longínquas e olvidadas, estão lá, nos ensinando as coisas de suas terras, de suas tradições, de suas culturas, de seus labores. E como são belos e falam bem, os latino-americanos! E como são belas as regiões em que vivem! Não falo de uma pseudo-beleza formal, estereotipada e cenografada pela enganação midiática. Eu me refiro à beleza verdadeira, autóctone, às vezes rude e até áspera, dos ricos rincões de humanidade que nos vêm sendo revelados pelas câmeras e microfones da teleSur. E, como postulava Clemente de la Cerda, sem a impertinência afetada de reporterizinhos medíocres se colocando, em nome de seus "veículos", entre nós, espectadores, e os protagonistas da mensagem audiovisual, quase sempre a insultar a nossa inteligência.

Cabe aqui o elogio à toda equipe da teleSur, pela garra com que encaram o trabalho que fazem e a consciência que demonstram ter da importância dele, o que nos é perfeitamente visível, seja em cena, nos bastidores ou nas instâncias administrativas e de produção. Só para fazer o leitor que nunca viu a teleSur ficar babando de inveja, vou relacionar, ao final deste texto, alguns dos programas que tive o privilégio de visionar nas poucas semanas em que me tornei espectador teleSur.

Se estivesse vivo, Oswald de Andrade iria se deliciar com a teleSur porque ela é exatamente "a voz (e a imagem) do homem do Equador" que o grande escritor previu em seus textos filosóficos "maravilhosamente bem escritos" como aquele que, quando conquistasse a sua vez de falar, iniciaria a grande revolução demarcadora do fim do velho e obsoleto patriarcado capitalista e do início de uma nova era: a do novo e revolucionário matriarcado socialista do homem natural-tecnizado, no qual a sociedade, graças ao uso social e benéfico da tecnologia, será a grande mãe dadivosa e provedora de todos os seus filhos, ou seja, a era que a Revolução Bolivariana de Hugo Chavez inaugura para o mundo. - Viva a Venezuela!

Hugo Chavez

Já que acima mencionei a inveja devo agora confessar uma que me vem tomando o espírito nestes últimos anos: a de quem vive sob o manto solar da Revolução Bolivariana capitaneada por Hugo Chavez, ou seja, a de quem vive numa pátria que tem por presidente este genial revolucionário moderno. Ter por presidente alguém que tenha lido Thomas Morus e Simon Bolivar e é capaz de citar numa só frase, de improviso e com pertinência, Jean-Paul Sartre e Benedicto XVI (A Revolução do Amor), como pude ver pela teleSur na chegada de Chavez em Viena para uma reunião de cúpula internacional; ter por presidente alguém compromissado com uma história que conhece bem pelas melhores letras e que tem a coragem de liderar - com o risco da própria vida e em franco desafio aos super-poderosos poderes que nos ameaçam e nos assolam - a realização de uma obra social e cultural do porte desta que a Venezuela está realizando para si e para o mundo; ter por presidente alguém que faz o melhor investimento até hoje jamais feito com o dinheiro da energia suja do petróleo; ter por presidente alguém que está armando o povo de seu país (e dos países vizinhos) para enfrentar o invasor com todas as armas, e não somente as armas bélicas, mas, também, as armas da educação, da cultura e do saber, da igualdade social, da verdadeira democracia e da comunicação de massa (teleSur), esta última entre as mais eficazes nos tempos atuais - é o que, entre as inúmeras virtudes da República Bolivariana da Venezuela e de seu grande líder Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, me faz confessar a inveja que nutro por todos os venezuelanos. Que, com humildade, parabenizo. Mas, "já estamos a nos conocer".

-o-o-o-o-

Leio em Gilberto Vasconcelos (Nacionalismo Trabalhista Brasileiro, inédito) que Hegel identificou um conflito, naquela época em gestação, entre a América do Sul e a América do Norte. Para Hegel tal conflito seria duradouro e ele inclinou-se a crer que a América do Sul sairia, ao final, vitoriosa. Sendo contemporâneos, é provável que Hegel conhecera as idéias de Bolivar e isto pode ter influenciado o seu vaticínio, bastante arriscado já naqueles idos. Quando vejo na teleSur Hugo Chavez se referir a Evo Morales como a encarnação da profecia do aymara Tupac Katari, o qual, ao morrer esquartejado pelos espanhóis por causa de sua liderança libertária, disse que ia voltar, penso em Chavez também como a encarnação dos ideais de Bolivar - que retorna ao mundo para cumpri-los e consagrar mais uma vez a razão e a lucidez profética de dois grandes filósofos: o alemão Hegel e o brasileiro Oswald de Andrade.

Pelas informações a que tive acesso (na própria teleSur), apenas o governador Roberto Requião, do estado do Paraná, firmou convênio para repetir o sinal da teleSur em seu estado, incluindo um canal de áudio em português. Vi também, por acaso, alguns programas da teleSur, se bem que alterados, reeditados e muito prejudicados na qualidade, numa tal TV Brasil, que eu desconhecia. Informa-se nela que essa programação se restringe a horários, entre 1h e 7h, nos quais nem as grandes redes TVs conseguem sequer traço de audiência.

Além do já citado documentário sobre Clemente de la Cerda, eis alguns programas que destaco entre os que tive o privilégio de assistir pela teleSur (quase três semanas, com cerca de duas horas de audiência por dia):

- Na série Caminantes, conheci a genial escritora e filósofa Rigoberta Menchú Tum, a índia maya-quiché nicaraguense que foi Prêmio Nobel da Paz, em 1992. O discurso dessa mulher é algo de extraordinário e nos conduz ao melhor pensamento revolucionário e humanista que tive o privilégio de conhecer. A produção (mexicana) do documentário é impecável, assim como a direção, a fotografia e, acima de tudo, a extrema sensibilidade na captação de um maravilhoso depoimento dado em entrevista que a edição montou, talvez na íntegra, pontuado de forma enxuta e severa por iconografias audiovisuais pertinentes, ao ponto de excluir totalmente a participação do entrevistador, tanto na imagem como no texto publicados.

- Da série Nahui - El Rostro del Ecuador, vi três belos filmes de documentário-ficção: Mulucu Auaca, Awa e Huaorani - Los hijos del Sol. Todos são produções equatorianas do final da década de 1990 e reproduzem as lendas e mitos da criação das respectivas tribos, narradas e protagonizadas pelos próprios indígenas em suas línguas originais (legendas em castelhano) e filmadas no habitat natural onde ainda vivem. Belíssimas sequências, dignas de um mestre como Kurosawa, explorando a plasticidade da floresta úmida equatoriana, os silêncios e sons da natureza e a beleza rústica dos indígenas, suas culturas e suas sábias crenças. Só vendo.

- No excelente Agenda del Sur, destaco, entre outros, um que foi dedicado ao uso das plantas medicinais pelas tradições indígenas sul-americanas e a atual exploração de seus conhecimentos por transnacionais ávidas de registrar patentes farmacêuticas. Esse programa é sempre informação jornalística de primeira. Um outro que vi foi dedicado à comida do povo latino-americano. É o primeiro que vejo sobre o assunto que não vem nos falar de bobagens nutricionais como vitaminas, fibras, carbohidratos, dietas burguesas da moda e ecologia de butique, e nos informa com segurança sobre as questões de produção, dos trangênicos, da biomassa vegetal e das tentativas de exploração imperialista das nossas riquezas agrícolas. Nesse programa, registrei a presença bem informada de Roosevelt Franquiz, engenheiro agrônomo e diretor do Instituto de Terras da Venezuela, que muito me pareceu um Marcello Guimarães venezuelano.

- Ainda em Agenda del Sur, se não me engano, pude me deliciar com um recital de música de câmara contemporânea com composições e execução do chileno Alejandro Lavaderos e um conjunto de sopros que executa, em instrumentos tradicionais de bambu e em flautas transversas, um tão inovador quanto genial repertório de música erudita que orgulharia a qualquer nacionalidade de qualquer parte do mundo. Vi também chamadas para programas a serem levados sobre o poeta Mario Benedetti, a atriz Maria Rojo, o pintor mexicano Siqueiros, e outros sobre cineastas, escritores e artistas cujos nomes não me recordo agora, todos muito interessantes. Entre as vinhetas, a minha predileta é a da bailarina, não só pelo tratamento plástico-visual mas, principalmente, pela beleza da sua dança e da música que a acompanha. E pelo final surpreendente, que não vou contar. Outras belas vinhetas são a do pianista Chuchito Sanoja, magistral, e a de uma trupe de atrizescantoras em performances de rua. É boa também (e arriscada, quanto ao áudio) a vinheta dos noticiários. Aliás, as vinhetas da teleSur são todas boas ou muito boas. Excelentes, tanto quanto competentes, são também as criações de identidade visual da teleSur, desde o logotipo, suas animações, seus slogans, suas aplicações em tela, além das entradas e saídas dos programas da grade.

"TeleSur: Nuestro Norte es el Sur".


- Mario Drumond é jornalista e realizador audiovisual (escrito em Belo Horizonte, 16 de maio de 2006)

http://alainet.org/active/11847

¿Es Estados unidos una república bananera?

Cuando a finales de agosto del 2005 el huracán Katrina destruyó Nueva Orleáns y otras ciudades del litoral sur de Estados Unidos, la crónica de aquella desgracia que provocara más de 3 mil muertos, parecía extraída de un manual no escrito de la perfecta república bananera americana.

Entre otros aspectos, diez graves circunstancias respaldaban la semejanza:

  1. A pesar de saberse la trayectoria y dirección de la tormenta Katrina desde siete días antes, sólo a última hora comenzaron a activarse los mecanismos de seguridad y socorro.
  2. Sólo fueron trasladados los ciudadanos que pudieron costearse su salvación, que pudieron pagar su socorro.
  3. Los guardias nacionales encargados de preservar las vidas en las ciudades y comarcas inundadas, no estaban en ese servicio, sino empleados en otros afanes y oficios, a 12 mil kilómetros de distancia, en Iraq.
  4. Buena parte del material de socorro que debió servir para resguardar la vida de la población amenazada por la tormenta, ya transformada en huracán, tampoco estaba donde debía sino en Iraq.
  5. No había habilitados refugios en condiciones ni dotados de comida, linternas, mantas o agua potable.
  6. La población más pobre y más negra fue la más perjudicada y la que más muertos y desaparecidos aportó a la tragedia.
  7. Turbas armadas asaltaron algunos supermercados y policías provocaron más víctimas disparando sobre alborotadores y personas desesperadas.
  8. A las zonas de desastre llegaron antes los periodistas que los médicos y las cámaras de televisión antes que los botiquines.
  9. Todavía se ignora el número de muertos y desaparecidos.
  10. El presidente estaba de vacaciones.

Lejos estaba yo entonces de imaginar hasta qué punto iban a seguir apareciendo nuevos puntos de encuentro entre la administración estadounidense y una vulgar y bananera república.

Ayer, sin embargo, nos enterábamos de que parte de los mil millones de dólares que el Gobierno de Estados Unidos destinó como ayuda para las víctimas de los huracanes Katrina y Rita fueron gastados en vacaciones en República Dominicana y Hawai y en otras lúdicas actividades, no precisamente de emergencia.

Los cálculos de la Oficina de Contabilidad de la Casa Blanca indican que las malversaciones de fondos alcanzan más del 16 por ciento del total de la ayuda.

Sobre los gastos en República Dominicana no hay detalles, pero se supone que fueron hechos en hoteles y playas del Este.

Según la auditoría, los usos irregulares de esos fondos incluyen a un hombre que utilizó el dinero para cambiarse de sexo y un funcionario que compró una botella de champán de US$200 en un club de "strip-tease". Otra empleada, gastó US$300 en vídeos pornográficos. Otro funcionario habría gastado miles de dólares para pagar los servicios de un caro y efectivo abogado en un proceso de divorcio.

El diario digital Rebelión publicó que entre las personas que solicitaron ayuda a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema), algunas usaron direcciones falsas, incluyendo una que resultó ser un cementerio de Nueva Orleans.

Otras personas utilizaron el dinero para adquirir entradas para el fútbol americano, irse de vacaciones al Caribe o comprar joyas. Quien se decidió por conocer Hawai se pasó 70 días en un hotel de aquel centro turístico.

Friday, June 16, 2006

The Power of the Israel Lobby - Its Origins and Growth By KATHLEEN and BILL CHRISTISON - Former CIA analysts

Its Origins and Growth

The Power of the Israel Lobby

By KATHLEEN and BILL CHRISTISON
Former CIA analysts

Editors' Note: Ten, even five years ago, a fierce public debate over the nature and activities of the Israeli lobby would have been impossible. It was as verboten as the use of the word Empire, to describe the global reach of the United States. Through its disdain for the usual proprieties decorously observed by Republican and Democratic administrations in the past , the Bush administration has hauled many realities of our political economy center stage. Open up the New York Times or the Washington Post over the recent past and there, like as not, is another opinion column about the Lobby.

CounterPunch has hosted some of the most vigorous polemics on the Lobby. In May we asked two of our most valued contributors, Kathy and Bill Christison, to offer their evaluation of the debate on the Lobby's role and power. As our readers know, Bill and Kathy both had significant careers as CIA analysts. Bill was a National Intelligence Officer. In the aftermath of the September, 2001, attacks we published here his trenchant and influential essay on "the war on terror". Kathy has written powerfully on our website on the topic of Palestine. Specifically on the Lobby they contributed an unsparing essay on the topic of "dual loyalty" which can bed found in our CounterPunch collection, The Politics of Anti-Semitism.

In mid May they sent us the detailed, measured commentary, rich in historical detail, that we are delighted to print below in its entirety. Which is the tail? Which is the dog? asked Uri Avnery in our newsletter, a few issues back, apropos the respective roles of the Israel Lobby and the US in the exercise of US policy in the Middle East. Here's an answer that will be tough to challenge.

-- A.C./J.S.C.

John Mearsheimer and Stephen Walt, the University of Chicago and Harvard political scientists who published in March of this years a lengthy, well documented study on the pro-Israel lobby and its influence on U.S. Middle East policy in March , have already accomplished what they intended. They have successfully called attention to the often pernicious influence of the lobby on policymaking. But, unfortunately, the study has aroused more criticism than debate not only the kind of criticism one would anticipate from the usual suspects among the very lobby groups Mearsheimer and Walt described, but also from a group on the left that might have been expected to support the study's conclusions.

earnest comment that through four administrations he never observed an Oval Office decision that tilted policy in favor of Israel at the expense of U.S. interests can easily be dismissed as nonsensical . Most of the extensive malicious criticism, coming largely from the hard core of Israeli supporters who make up the very lobby under discussion and led by a hysterical Alan Dershowitz, has been so specious and sophomoric, that it too could be dismissed were it not for precisely the pervasive atmosphere of reflexive support for Israel and silenced debate that Mearsheimer and Walt describe.

Most disturbing and harder to dismiss is the criticism of the study from the left, coming chiefly from Noam Chomsky and Norman Finkelstein, and abetted less cogently by Stephen Zunes of Foreign Policy in Focus and Joseph Massad of Columbia University. These critics on the left argue from a assumption that U.S. foreign policy has been monolithic since World War II, a coherent progression of decision-making directed unerringly at the advancement of U.S. imperial interests. All U.S. actions, these critics contend, are part of a clearly laid-out strategy that has rarely deviated no matter what the party in power. They believe that Israel has served throughout as a loyal agent of the U.S., carrying out the U.S. design faithfully and serving as a base from which the U.S. projects its power around the Middle East. Zunes says it most clearly, affirming that Israel "still is very much the junior partner in the relationship." These critics do not dispute the existence of a lobby, but they minimize its importance, claiming that rather than leading the U.S. into policies and foreign adventures that stand against true U.S. national interests, as Mearsheimer and Walt assert, the U.S. is actually the controlling power in the relationship with Israel and carries out a consistent policy, using Israel as its agent where possible.

Finkelstein summarized the critics' position in a recent CounterPunch article ("The Israel Lobby," May 1, http://www.counterpunch.org/finkelstein05012006.html), emphasizing that the issue is not whether U.S. interests or those of the lobby take precedence but rather that there has been such coincidence of U.S. and Israeli interests over the decades that for the most part basic U.S. Middle East policy has not been affected by the lobby. Chomsky maintains that Israel does the U.S. bidding in the Middle East in pursuit of imperial goals that Washington would pursue even without Israel and that it has always pursued in areas outside the Middle East without benefit of any lobby. Those goals have always included advancement of U.S. corporate-military interests and political domination through the suppression of radical nationalisms and the maintenance of stability in resource-rich countries, particularly oil producers, everywhere. In the Middle East, this was accomplished primarily through Israel's 1967 defeat of Egypt's Gamal Abdul Nasser and his radical Arab nationalism, which had threatened U.S. access to the region's oil resources. Both Chomsky and Finkelstein trace the strong U.S.-Israeli tie to the June 1967 war, which they believe established the close alliance and marked the point at which the U.S. began to regard Israel as a strategic asset and a stable base from which U.S. power could be projected throughout the Middle East.

Joseph Massad ("Blaming the Israel Lobby," CounterPunch, March 25/26, http://www.counterpunch.org/massad03252006.html) argues along similar lines, describing developments in the Middle East and around the world that he believes the U.S. engineered for its own benefit and would have carried out even without Israel's assistance. His point, like Chomsky's, is that the U.S. has a long history of overthrowing regimes in Central America, in Chile, in Indonesia, in Africa, where the Israel lobby was not involved and where Israel at most assisted the U.S. but did not benefit directly itself. He goes farther than Chomsky by claiming that with respect to the Middle East Israel has been such an essential tool that its very usefulness is what accounts for the strength of the lobby. "It is in fact the very centrality of Israel to U.S. strategy in the Middle East," Massad contends with a kind of backward logic, "that accounts, in part, for the strength of the pro-Israel lobby and not the other way around." (One wonders why, if this were the case, there would be any need for a lobby at all. What would be a lobby's function if the U.S. already regarded Israel as central to its strategy?)

The principal problem with these arguments from the left is that they assume a continuity in U.S. strategy and policymaking over the decades that has never in fact existed. The notion that there is any defined strategy that links Eisenhower's policy to Johnson's to Reagan's to Clinton's gives far more credit than is deserved to the extremely ad hoc, hit-or-miss nature of all U.S. foreign policy. Obviously, some level of imperial interest has dictated policy in every administration since World War II and, obviously, the need to guarantee access to vital natural resources around the world, such as oil in the Middle East and elsewhere, has played a critical role in determining policy. But beyond these evident, and not particularly significant, truths, it can accurately be said, at least with regard to the Middle East, that it has been a rare administration that has itself ever had a coherent, clearly defined, and consistent foreign policy and that, except for a broadly defined anti-communism during the Cold War, no administration's strategy has ever carried over in detail to succeeding administrations.

The ad hoc nature of virtually every administration's policy planning process cannot be overemphasized. Aside from the strong but amorphous political need felt in both major U.S. parties and nurtured by the Israel lobby that "supporting Israel" was vital to each party's own future, the inconsistent, even short-term randomness in the detailed Middle East policymaking of successive administrations has been remarkable. This lack of clear strategic thinking at the very top levels of several new administrations before they entered office enhanced the power of individuals and groups that did have clear goals and plans already in hand such as, for instance, the pro-Israeli Dennis Ross in both the first Bush and the Clinton administrations, and the strongly pro-Israeli neo-cons in the current Bush administration.

The critics on the left argue that because the U.S. has a history of opposing and frequently undermining or actually overthrowing radical nationalist governments throughout the world without any involvement by Israel, any instance in which Israel acts against radical nationalism in the Arab world is, therefore, proof that Israel is doing the United States' work for it . The critics generally believe, for instance, that Israel's political destruction of Egypt's Nasser in 1967 was done for the U.S. Most if not all believe that Israel's 1982 invasion of Lebanon was undertaken at U.S.behest, to destroy the PLO.

This kind of argumentation assumes too much on a presumption of policy coherence. Lyndon Johnson most certainly did abhor Nasser and was not sorry to see him and his pan-Arab ambitions defeated, but there is absolutely no evidence that the Johnson administration ever seriously planned to unseat Nasser, formulated any other action plan against Egypt, or pushed Israel in any way to attack. Johnson did apparently give a green light to Israel's attack plans after they had been formulated, but this is quite different from initiating the plans. Already mired in Vietnam, Johnson was very much concerned not to be drawn into a war initiated by Israel and was criticized by some Israeli supporters for not acting forcefully enough on Israel's behalf. In any case, Israel needed no prompting for its pre-emptive attack, which had long been in the works.

Indeed, far from Israel functioning as the junior partner carrying out a U.S. plan, it is clear that the weight of pressure in 1967 was on the U.S. to go along with Israel's designs and that this pressure came from Israel and its agents in the U.S. The lobby in this instance as broadly defined by Mearsheimer and Walt: "the loose coalition of individuals and organizations who actively work to shape U.S. foreign policy in a pro-Israel direction" was in fact a part of Johnson's intimate circle of friends and advisers.

These included the number-two man at the Israeli embassy, a close personal friend; the strongly pro-Israeli Rostow brothers, Walt and Eugene, who were part of the national security bureaucracy in the administration; Supreme Court Justice Abe Fortas; U.N. Ambassador Arthur Goldberg; and numerous others who all spent time with Johnson at the LBJ Ranch in Texas and had the personal access and the leisure time in an informal setting to talk with Johnson about their concern for Israel and to influence him heavily in favor of Israel. This circle had already begun to work on Johnson long before Israel's pre-emptive attack in 1967, so they were nicely placed to persuade Johnson to go along with it despite Johnson's fears of provoking the Soviet Union and becoming involved in a military conflict the U.S. was not prepared for.

In other words, Israel was beyond question the senior partner in this particular policy initiative; Israel made the decision to go to war, would have gone to war with or without the U.S. green light, and used its lobbyists in the U.S. to steer Johnson administration policy in a pro-Israeli direction. Israel's attack on the U.S. naval vessel, the USS Liberty, in the midst of the war an attack conducted in broad daylight that killed 34 American sailors was not the act of a junior partner. Nor was the U.S. cover-up of this atrocity the act of a government that dictated the moves in this relationship.

The evidence is equally clear that Israel was the prime mover in the 1982 invasion of Lebanon and led the U.S. into that morass, rather than the other way around. Although Massad refers to the U.S. as Israel's master, in this instance as in many others including 1967, Israel has clearly been its own master. Chomsky argues in support of his case that Reagan ordered Israel to call off the invasion in August, two months after it was launched. This is true, but in fact Israel did not pay any attention; the invasion continued, and the U.S. got farther and farther embroiled.

When, as occurred in Lebanon, the U.S. has blundered into misguided adventures to support Israel or to rescue Israel or to further Israel's interests, it is a clear denial of reality to say that Israel and its lobby have no significant influence on U.S. Middle East policy. Even were there not an abundance of other examples, Lebanon alone, with its long-term implications, proves the truth of the Mearsheimer-Walt conclusion that the U.S. "has set aside its own security in order to advance the interests of another state" and that "the overall thrust of U.S. policy in the region is due almost entirely to U.S. domestic politics, and especially to the activities of the 'Israel Lobby.'"

As a general proposition, the left critics' argumentation is much too limiting. While there is no question that modern history is replete, as they argue, with examples of the U.S. acting in corporate interests overthrowing nationalist governments perceived to be threatening U.S. business and economic interests, as in Iran in 1953, Guatemala in 1954, Chile in 1973, and elsewhere this frequent convergence of corporate with government interests does not mean that the U.S. never acts in other than corporate interests. The fact of a strong government-corporate alliance does not in any way preclude situations even in the Middle East, where oil is obviously a vital corporate resource in which the U.S. acts primarily to benefit Israel rather than serve any corporate or economic purpose. Because it has a deep emotional aspect and involves political, economic, and military ties unlike those with any other nation, the U.S. relationship with Israel is unique, and there is nothing in the history of U.S. foreign policy, nothing in the government's entanglement with the military-industrial complex, to prevent the lobby from exerting heavy influence on policy. Israel and its lobbyists make their own "corporation" that, like the oil industry (or Chiquita Banana or Anaconda Copper in other areas), is clearly a major factor driving U.S. foreign policy.

There is no denying the intricate interweaving of the U.S. military-industrial complex with Israeli military-industrial interests. Chomsky acknowledges that there is "plenty of conformity" between the lobby's position and the U.S. government-corporate linkage and that the two are very difficult to disentangle. But, although he tends to emphasize that the U.S. is always the senior partner and suggests that the Israeli side does little more than support whatever the U.S. arms, energy, and financial industries define as U.S. national interests, in actual fact the entanglement is much more one between equals than the raw strengths of the two parties would suggest. "Conformity" hardly captures the magnitude of the relationship. Particularly in the defense arena, Israel and its lobby and the U.S. arms industry work hand in glove to advance their combined, very compatible interests. The relatively few very powerful and wealthy families that dominate the Israeli arms industry are just as interested in pressing for aggressively militaristic U.S. and Israeli foreign policies as are the CEOs of U.S. arms corporations and, as globalization has progressed, so have the ties of joint ownership and close financial and technological cooperation among the arms corporations of the two nations grown ever closer. In every way, the two nations' military industries work together very easily and very quietly, to a common end. The relationship is symbiotic, and the lobby cooperates intimately to keep it alive; lobbyists can go to many in the U.S. Congress and tell them quite credibly that if aid to Israel is cut off, thousands of arms-industry jobs in their own districts will be lost. That's power. The lobby is not simply passively supporting whatever the U.S. military-industrial complex wants. It is actively twisting arms very successfully in both Congress and the administration to perpetuate acceptance of a definition of U.S. "national interests" that many Americans believe is wrong, as does Chomsky himself.

Clearly, the advantages in the relationship go in both directions: Israel serves U.S. corporate interests by using, and often helping develop, the arms that U.S. manufacturers produce, and the U.S. serves Israeli interests by providing a constant stream of high-tech equipment that maintains Israel's vast military superiority in the region. But simply because the U.S. benefits from this relationship, it cannot be said that the U.S. is Israel's master, or that Israel always does the U.S. bidding, or that the lobby, which helps keep this arms alliance alive, has no significant power. It's in the nature of a symbiosis that both sides benefit, and the lobby has clearly played a huge role in maintaining the interdependence.

The left's arguments also tend to be much too conspiratorial. Finkelstein, for instance, describes a supposed strategy in which the U.S. perpetually undermines Israeli-Arab reconciliation because it does not want an Israel at peace with its neighbors, since Israel would then loosen its dependence on the U.S. and become a less reliable proxy. "What use," he asks, "would a Paul Wolfowitz have of an Israel living peacefully with its Arab neighbors and less willing to do the U.S.'s bidding?" Not only does this give the U.S. far more credit than it has ever deserved for long-term strategic scheming and the ability to carry out such a conspiracy, but it begs a very important question that neither Finkelstein nor the other left critics, in their dogged effort to mold all developments to their thesis, never examine: just what U.S.'s bidding is Israel doing nowadays?

Although the leftist critics speak of Israel as a base from which U.S. power is projected throughout the Middle East, they do not clearly explain how this works. Any strategic value Israel had for the U.S. diminished drastically with the collapse of the Soviet Union. They may believe that Israel keeps Saudi Arabia's oil resources safe from Arab nationalists or Muslim fundamentalists or Russia, but this is highly questionable. Israel clearly did us no good in Lebanon, but rather the U.S. did Israel's bidding and fumbled badly, so this cannot be how the U.S. uses Israeli to project its power. In Palestine, Finkelstein himself acknowledges that the U.S. gains nothing from the occupation and Israeli settlements, so this can't be where Israel is doing the U.S.'s bidding. (With this acknowledgement, Finkelstein, perhaps unconsciously, seriously undermines his case against the importance of the lobby, unless he somehow believes the occupation is only of incidental significance, in which case he undermines the thesis of much of his own body of writing.)

Owning the Policymakers

In the clamor over the Mearsheimer-Walt study, critics on both the left and the right have tended to ignore the slow evolutionary history of U.S. Middle East policymaking and of the U.S. relationship with Israel. The ties to Israel and earlier to Zionism go back more than a century, predating the formation of a lobby, and they have remained firm even at periods when the lobby has waned. But it is also true that the lobby has sustained and formalized a relationship that otherwise rests on emotions and moral commitment. Because the bond with Israel has been a steadily evolving continuum, dating back to well before Israel's formal establishment, it is important to emphasize that there is no single point at which it is possible to say, this is when Israel won the affections of America, or this is when Israel came to be regarded as a strategic asset, or this is when the lobby became an integral part of U.S. policymaking.

The left critics of the lobby study mark the Johnson administration as the beginning of the U.S.-Israeli alliance, but almost every administration before Johnson's, going back to Woodrow Wilson, ratcheted up the relationship in some significant way and could justifiably claim to have been the progenitor of the bond. Significantly, in almost all cases, policymakers acted as they did because of the influence of pro-Zionist or pro-Israeli lobbyists: Wilson would not have supported the Zionist enterprise to the extent he did had it not been for the influence of Zionist colleagues like Louis Brandeis; nor would Roosevelt; Truman would probably not have been as supportive of establishing a Jewish state without the heavy influence of his very pro-Zionist advisers.

After the Johnson administration as well, the relationship has continued to grow in remarkable leaps. The Nixon-Kissinger regime could claim that they were the administration that cemented the alliance by exponentially increasing military aid from an annual average of under $50 million in military credits to Israel in the late 1960s to an average of almost $400 million and, in the year following the 1973 war, to $2.2 billion. It is not for nothing that Israelis have informally dubbed almost every president since Johnson with the notable exceptions of Jimmy Carter and the senior George Bush as "the most pro-Israeli president ever"; each one has achieved some landmark in the effort to please Israel.

The U.S.-Israeli bond has always had its grounding more in soft emotions than in the hard realities of geopolitical strategy. Scholars have always described the tie in almost spiritual terms never applied to ties with other nations. A Palestinian-French scholar has described the United States' pro-Israeli tilt as a "predisposition," a natural inclination that precedes any consideration of interest or of cost. Israel, he said, takes part in the very "being" of American society and therefore participates in its integrity and its defense. This is not simply the biased perspective of a Palestinian. Other scholars of varying political inclinations have described a similar spiritual and cultural identity: the U.S. identifies with Israel's "national style"; Israel is essential to the "ideological prospering" of the U.S.; each country has "grafted" the heritage of the other onto itself. This applies even to the worst aspects of each nation's heritage. Consciously or unconsciously, many Israelis even today see the U.S. conquest of the American Indians as something "good," something to emulate and, which is worse, many Americans even today are happy to accept the "compliment" inherent in Israel's effort to copy us.

This is no ordinary state-to-state relationship, and the lobby does not function like any ordinary lobby. It is not a great exaggeration to say that the lobby could not thrive without a very willing host that is, a series of U.S. policymaking establishments that have always been locked in to a mindset singularly focused on Israel and its interests and, at the same time, that U.S. policy in the Middle East would not possibly have remained so singularly focused on and so tilted toward Israel were it not for the lobby. One thing is certain: with the possible exceptions of the Carter and the first Bush administrations, the relationship has grown noticeably closer and more solid with each administration, in almost exact correlation with the growth in size and budget and political clout of the pro-Israel lobby.

All critics of the lobby study have failed to note a critical point during the Reagan administration, surrounding the debacle in Lebanon, when it can reasonably be said that policymaking tipped over from a situation in which the U.S. was more often the controlling agent in the relationship to one in which Israel and its advocates in the U.S. have increasingly determined the course and the pace of developments. The organized lobby, meaning AIPAC and the several formal Jewish American organizations, truly came into its own during the Reagan years with a massive expansion of memberships, budgets, propaganda activities, and contacts within Congress and government, and it has been consolidating power and influence for the last quarter century, so that today the broadly defined lobby, including all those who work for Israel, has become an integral part of U.S. society and U.S. policymaking.

The situation during the Reagan administration demonstrates very clearly the closeness of the bond. The events of these years illustrate how an already very Israel-centered mindset in the U.S., which had been developing for decades, was transformed into a concrete, institutionalized relationship with Israel via the offices of Israeli supporters and agents in the U.S.

The seminal event in the growth of AIPAC and the organized lobby was the battle over the administration's proposed sale of AWACS aircraft to Saudi Arabia in 1981, Reagan's first year in office. Paradoxically, although AIPAC lost this battle in a head-on struggle with Reagan and the administration, and the sale to the Saudis went forward, AIPAC and the lobby ultimately won the war for influence. Reagan was determined that the sale go through; he regarded the deal as an important part of an ill-conceived attempt to build an Arab-Israeli consensus in the Middle East to oppose the Soviet Union and, perhaps even more important, saw the battle in Congress as a test of his own prestige. By winning the battle, he demonstrated that any administration, at least up to that point, could exert enough pressure to push an issue opposed by Israel through Congress, but the struggle also demonstrated just how exhausting and politically costly such a battle can be, and no one around Reagan was willing to go to the mat in this way again. In a real sense, despite AIPAC's loss, the fight showed just how much the lobby limited policymaker freedom, even more than 20 years ago, in any transaction that concerned Israel.

The AWACS imbroglio galvanized AIPAC into action, at precisely the time the administration was subsiding in exhaustion, and under an aggressive and energetic leader, former congressional aide Thomas Dine, AIPAC quadrupled its budget, increased its grassroots support immensely, and vastly expanded its propaganda effort. This last and perhaps most significant accomplishment was achieved when Dine established an analytical unit inside AIPAC that published in-depth analyses and position papers for congressmen and policymakers. Dine believed that anyone who could provide policymakers with books and papers focusing on Israel's strategic value to the U.S. would effectively "own" the policymakers.

With the rising power and influence of the lobby, and following the U.S. debacle in Lebanon which began with Israel's 1982 invasion and ended for the U.S. with the withdrawal of its Marine contingent in early 1984, after the Marines had become involved in fighting to protect Israel's invasion force and 241 U.S. military had been killed in a truck bombing the Reagan administration effectively handed over the policy initiative in the Middle East to Israel and its American advocates.

Israel and its agents began, with amazing effrontery, to complain that the U.S. failure to clean up in Lebanon was interfering with Israel's own designs there from which arrogance Reagan and company concluded, in an astounding twist of logic, that the only way to restore stability was through closer alliance with Israel. As a result, in the fall of 1983 Reagan sent a delegation to ask the Israelis for closer strategic ties, and shortly thereafter forged a formal strategic alliance with Israel with the signing of a "memorandum of understanding on strategic cooperation." In 1987, the U.S. designated Israel a "major non-NATO ally," thus giving it access to military technology not available otherwise. The notion of demanding concessions from Israel in return for this favored status ­ such as, for instance, some restraint in its settlement-construction in the West Bank was specifically rejected. The U.S. simply very deliberately and abjectly retreated into policy inaction, leaving Israel with a free hand to proceed as it wished wherever it wished in the Middle East and particularly in the occupied Palestinian territories.

Even Israel, by all accounts, was surprised by this demonstration of the United States' inability to see beyond Israel's interests. Prime Minister Menachem Begin had attempted from early in the Carter administration to push the notion that Israel was a strategic Cold War asset to the U.S. but, because Israel did not in fact perform a significant strategic role for the U.S. and was in many ways more a liability than an asset, Carter never paid serious attention to the Israeli overtures. Begin feared that the United States' moral and emotional commitment to Israel might ultimately not be enough to sustain the relationship through possible hard times, and so he attempted to put Israel forward as a strategically indispensable ally and a good investment for U.S. security, a move that would essentially reverse the two nations' roles, altering the relationship from one of Israeli indebtedness to the U.S. to one in which the United States was in Israel's debt for its vital strategic role.

Carter was having none of this, but the notion of strategic cooperation germinated in Israel and among its U.S. supporters until the moment became ripe during the Reagan administration. By the end of the Lebanon mess, the notion that the U.S. needed Israel's friendship had so taken hold among the Reaganites that, as one former national security aide observed in a stunning upending of logic, they began to view closer strategic ties as a necessary means of "restor[ing] Israeli confidence in American reliability." Secretary of State George Shultz wrote in his memoirs years later of the U.S. need "to lift the albatross of Lebanon from Israel's neck." Recall, as Shultz must not have been able to do, that the debt here was rightly Israel's: Israel put the albatross around its own neck, and the U.S. stumbled into Lebanon after Israel, not the other way around.

AIPAC and the neo-conservatives who rose to prominence during the Reagan years played a major role in building the strategic alliance. AIPAC in particular became in every sense of the word a partner of the U.S. in forging Middle East policy from the mid-1980s on. Thomas Dine's vision of "owning" policymakers by providing them with position papers geared to Israel's interests went into full swing. In 1984, AIPAC spun off a think tank, the Washington Institute for Near East Policy, that remains one of the pre-eminent think tanks in Washington and that has sent its analysts into policymaking jobs in several administrations. Dennis Ross, the senior Middle East policymaker in the administrations of George H.W. Bush and Bill Clinton, came from the Washington Institute and returned there after leaving government service. Martin Indyk, the Institute's first director, entered a senior policymaking position in the Clinton administration from there.

Today, John Hannah, who has served on Vice President Cheney's national security staff since 2001 and succeeded Lewis Libby last year as Cheney's leading national security adviser, comes from the Institute. AIPAC also continues to do its own analyses in addition to the Washington Institute's. A recent Washington Post profile of Steven Rosen, the former senior AIPAC foreign policy analyst who is about to stand trial with a colleague for receiving and passing on classified information to Israel, noted that two decades ago Rosen began a practice of lobbying the executive branch, rather than simply concentrating on Congress, as a way, in the words of the Post article, "to alter American foreign policy" by "influencing government from the inside." Over the years, he "had a hand in writing several policies favored by Israel."

In the Reagan years, AIPAC's position papers were particularly welcomed by an administration already more or less convinced of Israel's strategic value and obsessed with impeding Soviet advances. Policymakers began negotiating with AIPAC before presenting legislation in order to help assure passage, and Congress consulted the lobby on pending legislation. Congress eagerly embraced almost every legislative initiative proposed by the lobby and came to rely on AIPAC for information on all issues related to the Middle East. The close cooperation between the administration and AIPAC soon began to stifle discourse inside the bureaucracy. Middle East experts in the State Department and other agencies were almost completely cut out of decision-making, and officials throughout government became increasingly unwilling to propose policies or put forth analysis likely to arouse opposition from AIPAC or Congress. One unnamed official complained that "a lot of real analysis is not even getting off people's desks for fear of what the lobby will do"; he was speaking to a New York Times correspondent, but otherwise his complaints fell on deaf ears.

policies. Moreover, because Israel's strategic goals in the region are more clearly defined and more urgent than those of the United States, Israel's interests most often dominate.

Chomsky himself acknowledges that the lobby plays a significant part in shaping the political environment in which support for Israel becomes automatic and unquestioned. Even Chomsky believes that what he calls the intellectual political class is a critical, and perhaps the most influential, component of the lobby because these elites determine the shaping of news and information in the media and academia. On the other hand, he contends that, because the lobby already includes most of this intellectual political class, the thesis of lobby power "loses much of its content". But, on the contrary, this very fact would seem to prove the point, not undermine it. The fact of the lobby's pervasiveness, far from rendering it less powerful, magnifies its importance tremendously.

Indeed, this is the crux of the entire debate. It is the very power of the lobby to continue shaping the public mindset, to mold thinking and, perhaps most important, to instill fear of deviation that brings this intellectual political class together in an unswerving determination to work for Israel. Is there not a heavy impact on Middle East policymaking when, for instance, a lobby has the power to force the electoral defeat of long-serving congressmen, as occurred to Representative Paul Findley in 1982 and Senator Charles Percy in 1984 after both had deviated from political correctness by speaking out in favor of negotiating with the PLO? AIPAC openly crowed about the defeat of both men ­ both Republicans serving during the Republican Reagan administration, who had been in Congress for 22 and 18 years respectively. Similarly, does not the media's silence on Israel's oppressive measures in the occupied territories, as well as the concerted, and openly acknowledged, efforts of virtually every pro-Israeli organization in the U.S. to suppress information and quash debate on the Palestinian-Israeli conflict, have an immense impact on policy? Today, even the most outspoken of leftist radio hosts and other commentators, such as Randi Rhodes, Mike Malloy, and now Cindy Sheehan, almost always avoid talking and writing about this issue.

Does not the massive effort by AIPAC, the Washington Institute, and myriad other similar organizations to spoon-feed policymakers and congressmen selective information and analysis written only from Israel's perspective have a huge impact on policy? In the end, even Chomsky and Finkelstein acknowledge the power of the lobby in suppressing discussion and debate about Middle East policy. The mobilization of public opinion, Finkelstein writes, "can have a real impact on policy-making which is why the Lobby invests so much energy in suppressing discussion." It is difficult to read statement except as a ringing acknowledgement of the massive and very central power of the lobby to control discourse and to control policymaking on the most critical Middle East policy issue.

Interchangeable Interests

The principal problem with the left critics' analysis is that it is too rigid. There is no question that Israel has served the interests of the U.S. government and the military-industrial complex in many areas of the world by, for instance, aiding some of the rightist regimes of Central America, by skirting arms and trade embargoes against apartheid South Africa and China (until the neo-conservatives turned off the tap to China and, in a rare disagreement with Israel, forced it to halt), and during the Cold War by helping, at least indirectly, to hold down Arab radicalism. There is also no question that, no matter which party has been in power, the U.S. has over the decades advanced an essentially conservative global political and pro-business agenda in areas far afield of the Middle East, without reference to Israel or the lobby. The U.S. unseated Mossadegh in Iran and Arbenz in Guatemala and Allende in Chile, along with many others, for its own corporate and political purposes, as the left critics note, and did not use Israel.

But these facts do not minimize the power the lobby has exerted in countless instances over the course of decades, and particularly in recent years, to lead the U.S. into situations that Israel initiated, that the U.S. did not plan, and that have done harm, both singly and cumulatively, to U.S. interests. One need only ask whether particular policies would have been adopted in the absence of pressure from some influential persons and organizations working on Israel's behalf in order to see just how often Israel or its advocates in the U.S., rather than the United States or even U.S. corporations, have been the policy initiators. The answers give clear evidence that a lobby, as broadly defined by Mearsheimer and Walt, has played a critical and, as the decades have gone on, increasingly influential role in policymaking.

For instance, would Harry Truman have been as supportive of establishing Israel as a Jewish state if it had not been for heavy pressure from what was then a very loose grouping of strong Zionists with considerable influence in policymaking circles? It can reasonably be argued that he might not in fact have supported Jewish statehood at all, and it is even more likely that his own White House advisers all strong Zionist proponents themselves would not have twisted arms at the United Nations to secure the 1947 vote in favor of partitioning Palestine if these lobbyists had not been a part of Truman's policymaking circle. Truman himself did not initially support the notion of founding a state based on religion, and every national security agency of government, civilian and military , strongly opposed the partition of Palestine out of fear that this would lead to warfare in which the U.S. might have to intervene, would enhance the Soviet position in the Middle East, and would endanger U.S. oil interests in the area. But even in the face of this united opposition from within his own government, Truman found the pressures of the Zionists among his close advisers and among influential friends of the administration and of the Democratic Party too overwhelmingly strong to resist.

Questions like this arise for virtually every presidential administration. Would Jimmy Carter, for instance, have dropped his pursuit of a resolution of the Palestinian problem if the Israel lobby had not exerted intense pressure on him? Carter was the first president to recognize the Palestinian need for some kind of "homeland," as he termed it, and he made numerous efforts to bring Palestinians into a negotiating process and to stop Israeli settlement-building, but opposition from Israel and pressures from the lobby were so heavy that he was ultimately worn down and defeated.

It is also all but impossible to imagine the U.S. supporting Israel's actions in the occupied Palestinian territories without pressure from the lobby. No conceivable U.S. national interest served even in the United States' own myopic view by its support for Israel's harshly oppressive policy in the West Bank and Gaza, and furthermore this support is a dangerous liability. As Mearsheimer and Walt note, most foreign elites view the U.S. tolerance of Israeli repression as "morally obtuse and a handicap in the war on terrorism," and this tolerance is a major cause of terrorism against the U.S. and the West. The impetus for oppressing the Palestinians clearly comes and has always come from Israel, not the United States, and the impetus for supporting Israel and facilitating this oppression has come, very clearly and directly, from the lobby, which goes to great lengths to justify the occupation and to advocate on behalf of Israeli policies.

It is tempting, and not at all out of the realm of possibility, to imagine Bill Clinton having forged a final Palestinian-Israeli peace agreement were it not for the influence of his notably pro-Israeli advisers. By the time Clinton came to office, the lobby had become a part of the policymaking apparatus, in the persons of Israeli advocates Dennis Ross and Martin Indyk, both of whom entered government service from lobby organizations. Both also returned at the end of the Clinton administration to organizations that advocate for Israel: Ross to the Washington Institute and Indyk to the Brookings Institution's Saban Center for Middle East Policy, which is financed by and named for a notably pro-Israeli benefactor. The scope of the lobby's infiltration of government policymaking councils has been unprecedented during the current Bush administration. Some of the left critics dismiss the neo-cons as not having any allegiance to Israel; Finkelstein thinks it is naïve to credit them with any ideological conviction, and Zunes claims they are uninterested in benefiting Israel because they are not religious Jews (as if only religious Jews care about Israel). But it simply ignores reality to deny the neo-cons' very close ties, both ideological and pragmatic, to Israel's right wing.

Both Finkelstein and Zunes glaringly fail to mention the strategy paper that several neo-cons wrote in the mid-1990s for an Israeli prime minister, laying out a plan for attacking Iraq these same neo-cons later carried out upon entering the Bush administration. The strategy was designed both to assure Israel's regional dominance in the Middle East and to enhance U.S. global hegemony. One of these authors, David Wurmser, remains in government as Cheney's Middle East adviser one of several lobbyists inside the henhouse. The openly trumpeted plan, crafted by the neo-cons, is to "transform" the Middle East by unseating Saddam Hussein, and the notion, also openly touted, that the path to peace in Palestine-Israel ran through Baghdad grew out of the neo-cons' overriding concern for Israel. Both Finkelstein and Zunes also fail to take note of the long record of advocacy on behalf of Israel that almost all the neo-cons (Paul Wolfowitz, Richard Perle, Douglas Feith, David Wurmser, Elliott Abrams, John Bolton, and their cheerleaders on the sidelines such as William Kristol, Robert Kagan, Norman Podhoretz, Jeane Kirkpatrick, and numerous right-wing, pro-Israeli think tanks in Washington) have compiled over the years. The fact that these individuals and organizations are all also advocates of U.S. global hegemony does not diminish their allegiance to Israel or their desire to assure Israel's regional hegemony in alliance with the U.S.

objective is to advance Israel's interests now reside inside the councils of government proves the truth of the Mearsheimer-Walt's principal conclusion that the lobby has been able to convince most Americans, contrary to reality, that there is an essential identity of U.S. and Israeli interests and that the lobby has succeeded for this reason in forging a relationship of unmatched intimacy. The "overall thrust of policy" in the Middle East, they observe quite accurately, is "almost entirely" attributable to the lobby's activities. The fact that the U.S. occasionally acts without reference to Israel in areas outside the Middle East, and that Israel does occasionally serve U.S. interests rather than the other way around, takes nothing away from the significance of this conclusion.

The tragedy of the present situation is that it has become impossible to separate Israeli from alleged U.S. interests ­ that is, not what should be real U.S. national interests, but the selfish and self-defined "national interests" of the political-corporate-military complex that dominates the Bush administration, Congress, and both major political parties. The specific groups that now dominate the U.S. government are the globalized arms, energy, and financial industries, and the entire military establishments, of the U.S. and of Israel groups that have quite literally hijacked the government and stripped it of most vestiges of democracy.

This convergence of manipulated "interests" has a profound effect on U.S. policy choices in the Middle East. When a government is unable to distinguish its own real needs from those of another state, it can no longer be said that it always acts in its own interests or that it does not frequently do grave damage to those interests. Until the system of sovereign nation-states no longer exists and that day may never come no nation's choices should ever be defined according to the demands of another nation. Accepting a convergence of U.S. and Israeli interests means that the U.S. can never act entirely as its own agent, will never examine its policies and actions entirely from the vantage point of its own long-term self interest, and can, therefore, never know why it is devising and implementing a particular policy. The failure to recognize this reality is where the left critics' belittling of the lobby's power and their acceptance of U.S. Middle East policy as simply an unchangeable part of a longstanding strategy is particularly dangerous.

Kathleen Christison is a former CIA political analyst and has worked on Middle East issues for 30 years. She is the author of Perceptions of Palestine and The Wound of Dispossession.

Bill Christison was a senior official of the CIA. He served as a National Intelligence Officer and as Director of the CIA's Office of Regional and Political Analysis. He is a contributor to Imperial Crusades, CounterPunch's history of the wars on Iraq and Afghanistan.

They can be reached at kathy.bill@christison-santafe.com.