Un informe de la Oficina de Contabilidad General (General Accounting Office “GAO”) de los EEUU sobre la dependencia de ése país del petroleo venezolano acaba de confirmar lo que el gobierno bolivariano sabía desde hace tiempo: los Estados Unidos entrarían en una crísis energética muy grave si Venezuela decida cortar su suministro de petroleo. El informe de la GAO fue solicitado hace 18 meses por el Senador Richard Lugar, republicano actualmente encargado del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. El Senador Lugar, quien ha sido uno de los críticos más fuertes y agresivos en contra de la política del Presidente Chávez, tuvo la idea de solicitar dicho informe de una de las pocas oficinas independientes del gobierno estadounidense, para poder lograr una visión objectiva sobre los reales peligros que presentarían un conflicto grave entre Venezuela y los Estados Unidos. El informe de la GAO destaca que si Venezuela cortara el suministro de petroleo a los EEUU, inmediatamente subirían los precios del petroleo en un 15% y el mundo entraría en una crísis energética. Dentro de los EEUU, causaría pánico, dificultades extremas y descontento masivo entre la ciudadanía. Actuando con racionalidad y lógica atípica del actual gobierno de Washington, el Senador Lugar ha recomendado intentar “mejorar las relaciones energéticas” entre los EEUU y Venezuela para evitar un conflicto más severo.
Ironicamente, el líder demócrato del Senado estadounidense, Harry Reid, advertió hace unos días al jefe de estado de Washington que “la Casa Blanca debería prepararse para otros conflictos, como la posiblidad de que el gobierno venezolano suspenda las exportaciones del petróleo a su país.” Indicó que Venezuela representa una “amenaza” en este hemisferio con un “líder anti-estadounidense” que ha expresado su “voluntad de bloquear la dependencia estadounidense del petróleo extranjero.” El Presidente Chávez siempre ha sido claro sobre este asunto; solamente en caso de una invasión de Washington a territorio venezolano sería cortado el suministro de petroleo a ése país, y eso porque entraría en un conflicto armado que no permitiría la producción petrolera. Además, el Presidente Chávez jamás ha declarado una posición “anti-estadounidense” y más bien ha tomado pasos exagerados para reafirmar su amor y solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos.
Dentro del gobierno de Washington, Venezuela ha sido un tema bi-partidista, sin apoyo absoluto del partido Demócrato ni el Republicano, sino más bien ha recibido apoyo tanto como rechazo de senadores y congresistas selectivos, algunos por afinidad política y otros por intereses energéticos. De ser declarado oficialmente por un cuerpo independiente del gobierno estadounidense la profunda dependencia que tiene Washington del petróleo venezolano, se enfrenta al momento de girar su política exterior hacia América Latina. O escogerá aumentar las agresiones e intentos de aislar a Venezuelal y tomar acciones en su contra para asegurar su suministro de petroleo o eligirá el camino propuesto por el Senador Lugar, de bajar el tono hostíl y realmente abrir puertas para un mejoramiento de relaciones, dando a Venezuela el respeto que merece. Desafortunadamente con un presidente vaquero e imperialista, como lo hay en Washington, se ve dificil el camino maduro y racional.
El Secretario de Defensa Donald Rumsfeld ha formado un escándalo internacional sobre la recién compra de armas de Venezuela a Rusia. Acusando al Presidente Chávez de haber comenzado una “carrera armamentista,” Rumsfeld además ha utilizado el asunto para declarar a Venezuela como “un peligro” para la “establidad y la paz de la región”. El gobierno venezolano siempre ha mantenido una transparencia total con sus últimas compras de armas y ha hecho muy claro la necesidad de reemplazar las armas viejas que ha utilizado las Fuerzas Armadas durante más de cuarenta años. Aunque el gobierno de Washington ha publicamente negado esta necesidad del cuerpo militar venezolano y hasta ha indicado que la intención del Presidente Chávez es de “armar una fuerza guerrillera” incluyendo a grupos colombianos clasificados por los EEUU como “terroristas” (la FARC y el ELN), un documento recientemente desclasificado por el Pentágono demuestra el contrario. Con fecha del 18 de Marzo del 2005, el documento “top secret” de la Contrainteligencia del Ejército de los EEUU obtenido por mi persona incluye la siguente declaración: “Presidente Chávez firmó un contrato de $50 millones para comprar 100,000 fusiles Kalashnikov de Rusia con las últimas modificaciones para modernizer el armamento pobre y viejo del ejército venezolano…”
Así demuestra claramente que el gobierno estadounidense siempre sabía y estaba de acuerdo con la necesidad del ejército venezolano de mejorar y modernizar su armamento. Una vez más, sus propios documentos desenmascaran sus mentiras y engaños.