La CIA elabora planes
América Latina en la mira imperial
por Agencia Cubana de Noticias*
América Latina en la mira imperial
por Agencia Cubana de Noticias*
No es por gusto que el gobierno de George W. Bush acaba de establecer una oficina de inteligencia especial para Venezuela y Cuba. Con respecto a la Isla, huele a la vuelta de aquellos días de los 60 y 70, cuando en Miami radicaba la mayor estación CIA de la historia, dedicada precisamente a la subversión contra la Revolución Cubana. En relación con Venezuela, este paso se inscribe en las tentativas de destruir al proceso bolivariano, y que han pasado por huelgas patronales, manifestaciones derechistas en las calles, sabotaje económico y un frustrado golpe derechista.
Ahora se intenta que Hugo Chávez no sea reelecto en los comicios nacionales del próximo diciembre, para los cuales goza de aplastante mayoría, según los expertos, y que no prosiga con sus planes integracionistas que ya sobrepasan incluso las fronteras de este hemisferio.
Chávez es visto como un enemigo mortal por George W. Bush y todo es valedero en su contra, incluso la agresión diplomática como la ocurrida en la persona del canciller Nicolás Maduro, retenido y amenazado por la propia policía neoyorquina durante su presencia en la 61 Asamblea General de la ONU actualmente en curso.
La intención de Washington apunta a satanizar y destruir aquellos procesos y aquellas figuras que se opongan a sus designios, y para cumplirlos insiste en cuanta jugada y golpe sucio les sean posibles, incluida la violencia y el crimen, de los cuales América Latina tiene profundos y dolorosos recuerdos.
Buena parte de la actividad subversiva de los círculos norteamericanos de poder se orienta también contra el gobierno de Evo Morales, en Bolivia.
Los esfuerzos de las recién electas autoridades bolivianas por crear una Constitución que reconozca los derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los indígenas, preteridos eternos en el país, y los obstáculos que se impulsan ante la nacionalización de los hidrocarburos, conforman esa ofensiva enemiga que pretende hacer abortar el giro en que se esfuerza la nueva Bolivia.
El dramático llamado del vicepresidente Alvaro García al pueblo boliviano para defender con las armas en la mano los cambios y transformaciones de elevado contenido social, que se realizan en ese territorio, indica el nivel de intromisión y subversión de la Casa Blanca y su contubernio con la desplazada oligarquía interna.
En la región de Omasuyos, y ante miles de indígenas, dijo que los campesinos tienen que estar atentos y listos para cuando sean convocados a luchar por la independencia y por la defensa de las riquezas del país ante los que quieren usurparlas y aquellos que las entregan a los ajenos a cambio de dádivas.
Precisamente, la zona de Omasuyos fue escenario de las acciones de indígenas armados que bajo la dirección del propio García combatieron por la tierra, por la dignidad y por cambios profundos en las instituciones nacionales para dar respuestas a las urgencias locales.
De manera que si hay intentos imperiales por terminar con los movimientos políticos y sociales que están cambiando el rostro de América Latina, también los pueblos del área son capaces a estas alturas de defender a brazo partido sus conquistas y frenar las apetencias reconquistadoras que vienen desde el Norte.
Y lo que añade un toque trascendente a estos episodios es que no es la política de Washington, sino la defensa de los derechos de los pueblos a la autodeterminación, la que gana terreno y apoyo a escala mundial.
Haría bien la administración Bush en revisar los documentos de la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, realizada este septiembre en La Habana, y que precisamente avalan y apoyan a Venezuela, Bolivia y Cuba contra las apetencias de la Casa Blanca.