Friday, June 02, 2006

Bachelet bajo presión - Bush pide a Chile que se distancie de Venezuela

De la redacción de Progreso Semanal

Con una prepotencia rayana en la matonería, el gobierno de George W. Bush pretende imponer su voluntad por sobre la soberanía de Chile y obligar a ese país a impedir la entrada de Venezuela al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Ese intento salió a la luz el domingo 28 de abril, cuando el diario chileno La Tercera publicó un informe --basado en fuentes diplomáticas chilenas-- titulado "Ultimátum en la Casa Blanca". Progreso Semanal publica aquí un resumen de ese reportaje. Las palabras [en corchetes] son nuestras clarificaciones.

Durante una visita del canciller chileno Alejandro Foxley al Departamento de Estado en Washington el pasado 21 de abril, "la Secretaria de Estado Condoleezza Rice dedicó una abrumadora proporción de su reunión con Foxley a un solo punto: la postulación de Venezuela al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", informa La Tercera.

"Diferenció este caso de cualquier otra decisión regional o multilateral y llegó a decir que su singularidad consiste en que 'apunta al corazón de los intereses norteamericanos'. Foxley intentó explicar que Chile debe considerar las opiniones de sus vecinos y que, en cualquier caso, no ha tomado aún su decisión [...] pero la Secretaria de Estado fue tajante: Estados Unidos 'no entenderá' un voto de Chile a favor de Venezuela en el Consejo de Seguridad".

Bush prefiere a Guatemala

En octubre, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas deberá elegir a los cinco nuevos miembros rotativos que entrarán el 1 de enero de 2007 al Consejo de Seguridad. El Consejo, que vela por la estabilidad global, está compuesto por 15 países. Cinco (EEUU, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña) son miembros permanentes; los otros 10 son electos por dos años, pero cambian en grupos de cinco alternadamente.

Latinoamérica tiene derecho a dos asientos, que hoy ocupan Perú y Argentina, pero este último debe dejar su asiento el 29 de diciembre próximo. Venezuela quiere ocupar la vacante, pero se enfrenta a Guatemala, que es el candidato no oficial de EEUU.

Por tradición son los miembros del GRULAC (el grupo de países latinoamericanos y del Caribe) los que acuerdan un nombre y eso hace que la votación en la Asamblea General sea un mero trámite, porque el resto de los países respetan el consenso regional. De ahí la importancia del voto de Chile.

Las reglas establecen también que, si dos o más naciones de una región insisten con su candidatura hasta el final, la disputa debe ser zanjada por los 191 países miembros de la ONU.

Chile entre 'los perdedores'

En su conversación con el canciller chileno, Rice advirtió que, si Chile respalda a Venezuela, "Chile podría quedar en un grupo de perdedores, en contra de los sentimientos de Estados Unidos, México, parte de Centroamérica y casi toda Europa. Rice hizo referencia a las decisiones que podría tener que adoptar el Consejo de Seguridad respecto de Irán y subrayó la 'provocadora' amistad que [el presidente venezolano Hugo] Chávez ha desarrollado con el gobierno del presidente Mahmud Ahmadineyad [...] quien ahora desafía a la Casa Blanca con la continuación de su programa nuclear.

"La Secretaria de Estado ni siquiera prestó mucha atención a otros temas de la lista de Foxley. [...] Tampoco dio gran relieve a la profundización del tratado de libre comercio [entre Washington y Santiago]. El mensaje fue: Toda la agenda bilateral será fácil si Chile no vota por Venezuela y muy difícil si lo hace.

Más que una advertencia, una amenaza

"Mucho peor fue la reunión del canciller chileno con el Subsecretario de Estado Robert Zoellick, que mostró abiertamente su escepticismo con la política de prudencia y con lo que llamó --en tono de ironía ligera-- la 'idea ingenua' de la solidaridad de Sudamérica. Según [Zoellick], el silencio de Chile [...] terminaría por alejarlo de los actores globales con los que interactúa, como Asia y Europa, y le reportaría pobres dividendos entre vecinos. [...]

"Zoellick recordó que, cuando él era Secretario de Comercio, intervino personalmente ante el Presidente Bush para que éste siguiera adelante con la firma del TLC con Chile, a pesar de que en los mismo días el President Ricardo Lagos le había anunciado su voto negativo en la invasión a Irak. [...] 'Esta vez no haría lo mismo', le dijo a Foxley".

Foxley apuntó que "Estados Unidos debía comprender que Chile necesita evaluar su voto para el Consejo de Seguridad mirando a su entorno inmediato". Zoellick replicó que "si esa reflexión condujera a votar por Venezuela, la relación bilateral [Chile-EEUU] se vería 'decisivamente dañada' [...] y que los costos en materia de seguridad e intercambio comercial serían altísimos.

Reacción soberana

La reacción en Chile fue instantánea y solidaria. El vocero del gobierno de Chile, Ricardo Lagos Weber, dijo que "Chile es un país digno que no se deja presionar y un país que hace diplomacia. [...] No estamos para presiones, estamos para construir consensos".

El senador demócrata-cristiano Jorge Pizarro dijo que "a nosotros nos debe importar poco la presión de Estados Unidos". El senador derechista Sergio Romero expresó que "en relaciones internacionales no se usa ese tipo de amenaza, así que me extraña que [Rice] pueda decir algo así".

La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, viajará a Washington el 9 de junio para cumplir una cita con el Presidente Bush, programada hace semanas para conversar sobre temas de mutuo interés. En un almuerzo privado en la Casa Blanca, Bachelet estará acompañada por el canciller Foxley y el ministro de economía, Andrés Velasco. A Bush lo rodearán Rice, Zoellick, el Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos Thomas Shannon y el asesor presidencial del Consejo de Seguridad Nacional Steven Hadley.

Como predice La Tercera, "si los presentes aplican sólo la mitad de la presión que recibió Foxley en su visita preparatoria, se puede apostar a que no será un almuerzo apacible".